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21 marzo 2006

Radiojuegos

Hacía tiempo que no escuchaba la tarde de El espectador. Antes de que las cuestiones laborales me lo impidieran, me prendía por las repeticiones de Dolina. Días atrás se me dio por prender la radio para ver en qué andaba. Cuando el dial quedó clavado en el 810, lo primero que escuché fue "bueno, vamos a empezar a recibir las llamadas para el juego de hoy: el ahorcado".

En serio. Les juro. Alguien proponía jugar al ahorcado por radio.

Como me intrigaba el desarrollo de la dinámica del juego, lo dejé. Puro masoquismo. El conductor decía cuántas palabras tenía el título de una película y los oyentes llamaban y decían una letra. Si estaba en el título, continuaban jugando. Si no, a la próxima llamada. Si jugar al ahorcado cara a cara es una tortura, por radio ni les cuento. El locutor iba poniendo a los ayentes al tanto así: "en el segundo lugar de la primera palabra hay una A", "en la tercera palabra, en el penúltimo lugar hay una S" y demás indicaciones similares. Doloroso. El sumum de la decadencia radiofónica. Ni en el "El tren de la medianoche", mirá lo que te digo. Pero escuchando con atención, reconocí la voz del locutor. "Pero ese es Mauricio Almada". Claro. Almada estaba conduciendo ese bodrio lúdico colocado como relleno en su programa "Asuntos pendientes". Almada jugando al ahorcado por radio. Hay algo que no cierra, algo que no va. Sobre todo después de leer las declaraciones acerca del programa que hicieron él y Juan Miguel Petit (el otro conductor) a Emiliano Cotelo:

Una de las características singulares que va a tener este programa, en buena medida por la propuesta que nos hizo la radio, es que todos los días va a haber en portada un informe central sobre un tema diferente, puede ser un tema nacional, internacional, y con un concepto periodístico amplio, en el sentido de que nos interesa tanto un tema de denuncia, como alguna situación en algún organismo público o en algún tema determinado, como también el funcionamiento de una realidad poco conocida, por ejemplo cómo funciona la Terminal de Contenedores o cómo funciona el Puerto y también los temas de la vida privada, la vida común de la gente. Por ejemplo, qué hace una familia con las personas más añosas, cómo se vive la adolescencia en una familia que tiene muchos hijos. En definitiva, hacer periodismo, contar historias y casi cualquier cosa (...) puede ser interesante si uno se mete a fondo y la cuenta con ganas.
La temática va a ser de actualidad como insumo básico para el periodismo. (...) vamos a hacer periodismo en la tarde con un énfasis en la investigación, en la profundización de los temas. Seguramente en ese tránsito vamos a observar al poder en todas sus manifestaciones, no vamos a tener una mirada particular o específica sobre el poder político sino en todas sus dimensiones, el ámbito en el cual el ciudadano se siente desprotegido o defraudado o acorralado por esas situaciones que puedan involucrar el poder. Vamos a observar al poder, fisgonearlo, seguramente en algunas ocasiones inquietarlo, molestarlo también, en lo que sea ese camino que vamos a transitar en la investigación.
La idea es salir un poco de lo que puede ser la agenda noticiosa inmediata o si se quiere más caliente, en el sentido de que incluso podemos tener un informe central sobre un tema internacional. Por decir: qué está pasando en Irán, conocer todos los entretelones, distintos puntos de vista sobre la situación inquietante que allí se está generando. Tener nuestra propia agenda de temas y de entrevistados, que de pronto no coinciden exactamente.
Vamos, muchachos ¿tanta idea tirada como para terminar jugando al ahorcado con los oyentes?

2 comentarios:

Coatí dijo...

Eso se llama tirarse un pedo más grande que el culo.






Que vuelva con Tinelli.

Elso R. Azul dijo...

La venganza es un plato que se come frio.