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16 mayo 2006

Redacción: mi día en la selva misionera

(Enviado Especial - Misiones) - De Campo de Mayo a Misiones. Ese fue el viaje que emprendí para presenciar un ejercicio militar con tácticas y estrategias de combate.
Me embarqué junto a otros colegas en un "Twin Otter" del Ejército Argentino y partimos rumbo a Posadas. Compartí el viaje junto a los tenientes coronel Gerardo Ferrara y Juan Pablo Alsina, destinados al área de prensa de esa fuerza.
Nos acompañó una tarde soleada donde pude apreciar, al sobrevolar la provincia de Entre Ríos, las papeleras que se están construyendo en la ciudad uruguaya de Fray Bentos.
Concordia fue la escala programada para cargar combustible. Después de unos 15 o 20 minutos continuamos nuestro viaje hacia la capital misionera. Todavía quedaban casi dos horas de vuelo.
Otro de los lugares que apreciamos desde el aire antes de llegar a Posadas fue el tradicional campo de Instrucción General Avalos, ubicado en Monte Caseros, provincia de Corrientes.
La incertidumbre cada vez era mayor.
Entrada la noche aterrizamos en el Aeropuerto de Posadas. Nos llevaron hasta el Cuartel General de la Brigada de Monte XII, donde nos hospedamos.
En el Casino de Oficiales nos asignaron una habitación a cada uno. Luego de dejar el equipaje nos agasajaron con una cena. Entre charlas y anécdotas pasaron las horas.
Cerca de las 5.15 de la mañana nos levantaron, desayunamos y ya se percibía la ansiedad de esta gran jornada. Ya estaba listo para emprender el viaje hacia Concepción de la Sierra, lugar de los ejercicios.
Sentados en la parte posterior de un camión militar nos introdujimos en el monte misionero (en negrita en el original).
Nos recibieron el mayor Delmé y el teniente coronel Frías, responsables de comandar los ejercicios y explicarnos en que consistía la operación. Panhard (tanquetas blindadas livianas a ruedas de calibre 90 milímetros), morteros de 60 y 120 milímetros y ametralladoras, fue el armamento que se utilizó.
Tras el arribo del jefe del Estado Mayor del Ejército, teniente general Roberto Bendini, y acompañado de una presentación formal, nos dirigimos hacia el lugar de maniobras. Su presencia fue impactante al igual que el gran despliegue de unidades y armamento que se podía apreciar.
"Atrayente", fue el calificativo que Delmé utilizó para sintetizarme lo que en momentos iba a pasar.
El avance de una unidad de la Compañía de Infantería de Monte 30, equipada con fusiles FAL y ametralladoras MAG, fue lo primero que vimos.
Luego una práctica de tiro de combate, donde los blancos estaban a unos 200 o 300 metros de distancia, resultó verdaderamente "atrayente". Toda la habilidad de los soldados estuvo puesta en juego en ese lugar.
Entraron a escena los Panhard y los jeep, estos últimos equipados con ametralladoras, dejándonos impactados por la gran exposición de artillería. Comenzaron los disparos de las tanquetas.
Los estruendos me dejaron paralizado, mientras que la onda expansiva me hizo retroceder un paso sin que esa fuera mi intención, erizándome la piel en ese instante.
Al finalizar los ejercicios, el teniente general Roberto Bendini, expresó su complacencia: "Para nosotros lo más importante es la capacitación y el adiestramiento operacional, por eso más allá de los errores que uno puede observar en los procedimientos o en las circunstancias de la ejecución, lo importante es ver que la gente está practicando los procedimientos y la doctrina que tenemos en vigencia en el Ejército Argentino".
La jornada había terminado, el regreso se acercaba. Ya en el avión la exaltación me hizo comenzar a escribir sobre este increíble viaje. Desde un lugar distinto palpité la pasión y el coraje de nuestro Ejército Argentino. Mi relato resulta pobre ante esta gran experiencia de la cual fui partícipe.

Hay un responsable, que además tiene la valentía de firmarlo: Gerardo González

2 comentarios:

puajjjjjjjjjjjjjj dijo...

Es una nota "atrayente" e introdujitoria sin duda.

Anónimo dijo...

Iba a decir exactamente lo mismo.