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28 diciembre 2006

Del "espanto" y otras cuestiones periodísticas

Durante los últimos años del gobierno militar y particularmente en los meses previos y los años posteriores al plebiscito de 1980, surgieron numerosos semanarios político-partidarios con la idea de oponerse al régimen, pero también con el propósito de marcar un perfil propio. Esa prensa “alternativa” conformó un ámbito donde diversas agrupaciones políticas efectuaron su oposición a la dictadura. Se creó un nuevo lenguaje entre los periodistas y el público: las entrelíneas, metáforas y el humor fueron algunos de los elementos que se utilizaron para difundir la mayor información posible y evitar así clausuras y suspensiones. La ciudadanía estaba ávida de volver a leer opinión política y los semanarios utilizaron editoriales y columnas para expresar sus respectivas posturas democráticas. Las discrepancias con el gobierno no se daban únicamente a través de la opinión sino que también las notas sobre los problemas sociales contribuían a enmendar la falta de información que sufrían los uruguayos sobre lo que realmente sucedía. Al notar que sus dirigentes se enfrentaban a los militares, los ciudadanos comenzaron a imitarlos; los medios partidarios volvieron a reunir a la dirigencia política con la gente.

El idilio duró hasta el 1º de marzo de 1985, fecha de regreso de la democracia luego de 11 años de dictadura. Los semanarios se encontraron sin un régimen contra el cual oponerse, los políticos se comunicaban con los ciudadanos a través de los espacios tradicionales y los dirigentes se reunían en otros espacios que no eran las redacciones, anteriormente cuna de grandes debates políticos e ideológicos que contribuían a la calidad del producto que se le brindaba al público. A partir de la apertura democrática y la eliminación de las restricciones a la libertad de prensa e información, el interés de la gente decayó. Fue en ese momento cuando la sagacidad empresarial de Federico Fasano advirtió un posible nicho para su promisorio producto: el primer diario independiente de izquierda pos dictadura. Gracias a su convincente discurso, donde incluso mencionó alguna similitud con Le Monde Diplomatique (no por tendencia política sino por contenido), supo venderle la ilusión a unos cuantos. Así nació La República.

Un par de años después, el proyecto había tomado cualquier otro rumbo menos el inicial y Fasano decidió recurrir al fallecido Enrique Alonso Fernández, director del semanario Convicción (clausurado en 1984 por anunciar el regreso de Wilson Ferreira Aldunate), secretario de redacción de Jaque y poseedor de una formación intelectual envidiable. Como correspondía, Fasano le prometió a Alonso el oro y el moro, posicionándolo como subdirector del diario e inventándole el cargo de director periodístico, que implicaba supervisar la edición de todo el diario exceptuando las tapas, que serían entera obra de Fasano, por expreso pedido suyo. Claro que hubo excepciones. Una de ellas fue la tapa del 28 de diciembre de 1990. Unos días antes, Alonso tuvo una idea que hasta ese entonces, no había aplicado ninguno de los acartonados diarios tradicionales: el día de los Santos Inocentes publicaría una noticia falsa en tapa. Para lograr el efecto deseado y siguiendo la línea amarillista del diario, la noticia debía provocar cierta alarma en la población. Alonso decidió inventar la rotura del caño colector de Montevideo. Lo habló con Fasano y enseguida tuvo el OK. La elección del tema no era un asunto menor: el proyecto del colector se había gestado durante la primera intendencia capitalina pos dictadura, conquistada por el Partido Colorado, también a cargo del gobierno nacional con la presidencia de Julio María Sanguinetti. Desde el inicio, el plan fue cuestionado y criticado hasta el hartazgo por el Frente Amplio, que objetaba su gran costo y (a su criterio) su escasa extensión, argumentando que 50 kilómetros no eran distancia suficiente entre la rambla y la caca montevideanas. La intendencia colorada llegó a su fin sin ver la culminación de su proyecto insignia. Paradójicamente, la cinta la cortó Tabaré Vázquez, ya subido al trampolín de la primera de las intendencias frenteamplistas que catapultaron al partido a la actual presidencia. Tiempo después, los gritones del FA tuvieron que hacer mutis por el foro (y no el batllista) cuando les mostraron los primeros resultados de los estudios que señalaban un notable descenso de la contaminación en las playas capitalinas.

Así estaban todos felices, contentos y limpitos cuando el día mencionado, La República sale con una maravillosa tapa con titular a tamaño catástrofe: "Espanto" y un copete en el que podía leerse "Conmoción: a las 4.01 de la madrugada explotó el caño colector. Dramática súplica de las autoridades: 'Debemos mantener la calma'". Debajo, un colgado ideado por Alonso Fernández, una de cuyas líneas era prueba genial de su sentido del humor: “Llovía y no era agua”. Las páginas 2 y 3 estaban dedicadas a la narración de los hechos, que incluían una explosión del colector en medio de la madrugada y un consiguiente diluvio de mierda sobre las calles aledañas. También había declaraciones de vecinos acerca del terrible olor y alguna de Vázquez. El remate de la nota fue el siguiente: "El ministro Ramírez sin perder la calma lo dijo con claridad: 'Menos mal que es el Día de los Inocentes'. A lo que el cronista respondió: 'Menos mal, señor ministro, que La República no pierde el sentido del humor'. El jefe de Coraceros se puso inusitadamente serio y preguntó: '¿Qué quiere decir con eso?'. La respuesta del cronista fue breve y memorable: 'Que la inocencia les valga, señores'".

Hasta la lectura de esas últimas palabras, la cobertura convencía de que las funestas premoniciones del FA se habían hecho realidad. El engaño era bueno para cualquiera que no estuviera al tanto de los cierres de un diario. Aunque perfectamente puede pararse toda una tirada -y más La República, que cuenta con imprenta propia-, existen tiempos de redacción y edición que si algún avezado se ponía a hacer números, las cuentas no cerraban. Pero la gracia era el impacto inicial, que cumplió con creces su objetivo, así que las cuentas quedaban para más tarde. Incluso algunos informativos radiales de la mañana levantaron la noticia y hasta Enrique Iglesias, ya presidente del BID, pensó en gestionar un préstamo para semejante catástrofe. Los lectores crédulos exhibían las fotos que acompañaban la nota como prueba de la veracidad de la noticia. Los desconfiados argumentaban que todas las imágenes eran un montaje pero nadie les daba mucha pelota: un montaje fotográfico sonaba como un trabajo demasiado complicado para hacer con el único fin de ilustrar un chiste. Pero Alonso Fernández quería hacerla completa. Si no incluía imágenes, la noticia no era creíble ni la joda era tan buena. Se lo comunicó a Armando Sartorotti, por ese entonces jefe de fotografía del diario y se reunieron para definir el contenido de las mismas. Decidieron que una de las fotos mostraría a Tabaré Vázquez en la rambla de Punta Carretas (punto de partida del colector) y detrás suyo una densa humareda que partía desde las instalaciones recientemente inauguradas. El montaje se creó a partir de una foto original de la zona, sobre la cual se pegaron una imagen recortada de Vázquez y un recorte de una columna de humo. Una vez terminado, se tomó una foto del collage y el resultado fue la fotografía de tapa. Contemplada hoy, 16 años después, salta a la vista alguna que otra imperfección, sobre todo en lo que respecta a la perspectiva pero teniendo en cuenta las limitaciones técnicas de ese entonces (de Photoshop ni hablar, más vale), el resultado fue más que convincente.

Varios años después, en 2001, Fasano y Alonso Fernández tuvieron una de sus tantas peleas, que tuvo la particularidad de hacerse pública. Habían comenzado a surgir algunas denuncias acerca de la gestión de Salomón Noachas al frente del Banco Hipotecario, más que nada vinculadas a la indiscriminada adjudicación de viviendas –preferentemente en Punta del Este- a toda su parentela. Noachas argumentó que todo se había hecho público porque no había accedido a un chantaje periodístico, aunque no aclaró qué medio ofició de extorsionador. Allegados a su entorno mencionaron a la desaparecida revista Posdata, el primer medio en denunciar los impúdicos manejos de Noachas al frente del BHU. Unos días más tarde, Alonso Fernández manifestó en un programa radial que Fasano había chantajeado a Noachas y otros políticos, confirmando así la sospecha generalizada acerca del verdadero sustento de La República y la fortuna personal de Fasano. Alonso agregó que en el caso de Noachas, el diario tenía toda la información hacía tiempo pero que no la publicó porque había recibido 50 mil dólares en publicidad del BHU. Lógicamente, Fasano siempre negó todo y haciendo uso de su espléndida capacidad metafórica, llegó a decir que Alonso Fernández había perdido “el control de sus esfínteres morales”. Alonso murió no mucho tiempo después y Fasano sigue ahí nomás. Tal es el orgullo que provocó en su momento la tapa del 28 de diciembre de 1990 que sigue enmarcada y colgada en la redacción del diario. La idea se convirtió en una tradición y casi todos los años La República cumple con el rito establecido por Alonso Fernández. La tapa de este año fue ésta:


La nota anunciaba que gracias a la mediación de Hugo Chávez, Botnia había aceptado la relocalización de su planta en el departamento de Treinta y Tres, a cambio de hacerse cargo durante 25 años de la explotación del puerto de La Coronilla. Como para resarcirle la pérdida a Fray Bentos, Chávez construiría un estadio de béisbol y fútbol con capacidad para 100 mil personas. Todo traído de los pelos, en el afán de la exageración. Y atrás va Infobae y la levanta como cierta. La Diaria también se sumó al juego pero en vez de una, publicó cuatro noticias falsas: el nombramiento de la artista Jacqueline Lacasa como ministra de Educación y Cultura, la creación de una Dirección Nacional de Planificación Centralizada a cargo de Alberto Couriel, un nuevo acuerdo entre la AUF y Tenfield (incluyendo el regreso de Figueredo a la presidencia) y la sorpresa del día: coincidentemente, también anuncian la relocalización de la planta de Botnia gracias a la mediación de Chávez, aunque en este caso la mudanza sería a Entre Ríos.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Es maravilloso cómo se le puede adjudicar a un diario intrascendente -La diaria, por si no quedó claro- la importancia de la que a todas luces carece. Felicitaciones por este excelente blog.
Saludos, Andrés.

Anónimo dijo...

El País saca a partir de marzo otro diario. Pocas páginas, barato y con una apuesta muy fuerte a la fotografía.
Teniendo en cuenta la propuesta, no me animaría a decir que la aparición de ladiaria ha sido intrascendente. Además a esta altura debe estar vendiendo más que el observador

Kily dijo...

"Paradójicamente, la cinta la cortó Tabaré Vázquez, ya subido al trampolín de la primera de las dos intendencias que lo catapultaron a su actual presidencia."

Detesto corregirte, pero... ¿dos intendencias? Vázquez fue intendente sólo una vez.

Daniela Couto dijo...

Gracias, Andrés, aunque discrepo con la intrascendencia de la diaria. 3700 ejemplares por día (y no creo que la cifra sea mentirosa) no es para ningunear, como tampoco lo es el hecho de independizarse del monopolio canillita, poder ofrecer un producto más que aceptable a la tercera parte de lo que saldría comprar cualquier otro diario 5 días por semana y que encima te lo dejen en la puerta de tu casa. Sobre calidad de contenido, cada uno tendrá su opinión, pero en lo que a cantidad respecta, dudo que en cualquiera de los otros diarios se termine leyendo más de 16 de páginas, a veces ni eso. Que un diario con la estructura e historia de El País, tenga que salir a competir con uno que arrancó hace menos de 1 año o La República a 17 (o 19) pesos me parece que no es poco. Capaz es angurria, pero también hay otra cosa.

Daniela Couto dijo...

Kily, toda la razón. Hagamos como otros y atribuyámoslo al apuro por el cierre.
Corregido y gracias.

Anónimo dijo...

Respecto a la venta de La diaria ya está empatando algunos días y otros vendiendo más que El Observador. Además,imagínense las ventajas: Acaban de cumplir 200 números, no tuvieron que salir nunca a pedir disculpas en tapa por dar noticias falsas y todavía te lo llevan a tu casa por $11 por día!!!!! Ahora los muy brutos están ofreciendo que si me voy de vacaciones ME LO LLEVAN AL BALNEARIO POR EL MISMO PRECIO, que les pasó se volvieron locos! Lo increíble es que lo sacan a puro pulmón, si entrás a la redacción tienen las computadoras sobre tablas con caballetes y dicen que la (prehistóricas) computadoras son todas de donaciones. Daniela te faltó en tu enumeración El País los jueves a $20. En relación a la apuesta a la fotografía del nuevo diario ojalá así sea. No le vendría nada mal a la maltratada fotografía de prensa local. Por suerte La diaria levantó con orgullo la bandera que se le cayó hace varios años a El Observador y en las poquitas páginas que tienen hacen una edición de imágenes sorprendente. Y no. No trabajo en La diaria. Pero leo y comparo desde hace demasiado tiempo la prensa local. Es muy triste cuando miramos hacia atrás sólo 10 años y revisamos las publicaciones que había diaria y semanalmente y mas triste aún cuando accedemos a diarios argentinos o brasileros.

Anónimo dijo...

Se caen las ventas de diarios en uruguay todos los meses.
Si la Diaria mete 3700 es todo un logro. Bien por ellos.
En la medida que aumente el uso de internet va a seguir bajando la venta de diarios.
Tambien acompañado por el deterioro de sus servicios.
Hoy El Pais pide clave para acceder a los contenidos que son para usuarios registrados, pero sin necesidad de comprar el matutino, sin clave, solo registrandose gratuitamente.
LOS TIPOS ESTAN RESIGNADOS A GANAR CON LA PUBLICIDAD EN SU SITIO Y SU CARTERA DE FIELES LECTORES ONLINE dentro y fuera del Uruguay.
No sirve mas el modelo compre el papel para acceder digitalmente.

Se acabo la joda para los diarios, peridiodicos, radios am y fm que vivian con publicidad estatal y con numeros de consumidores inflados.