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20 junio 2008

Almendras del fuego

Esto salió publicado hoy, viernes 20, en La Diaria:

Almendras del fuego

Cuando algún anglohablante se pasa de la raya en el relato de procacidades propias o ajenas, su interlocutor tiene un recurso para cortarle el chorro. Tres palabras, nada más. Una frase mínima y tajante: “Too much information.” Demasiada información. Lo que quieras decir a continuación no interesa. Superaste la barrera.
El lunes, Telenoche 4 presentó un cortometraje documental sobre el rescate de un anciano que dormía a cielo abierto en esa helada mañana montevideana. Hipotermia, dijeron. Mientras la voz del cronista Jean Georges Almendras detallaba la situación, en la pantalla se pintaba el cantero de General Flores y José Belloni. La cámara se aproximó a algo que parecía una montaña de ropa. Otro acercamiento permitió distinguir allí a un ser humano inmóvil. Otro más reveló retazos de rostro debajo de una larga mata de cabello gris. En la siguiente escena, la policía llegaba al lugar y salvaba al pobre hombre de morir de frío en esforzada, diligente e intrépida labor. Fin.
—¿Viste que Almendras llegó antes que la policía? —le dijo, sin dejar de teclear, un periodista a un compañero suyo, los dos con alguna experiencia en la crónica roja.
—Sí, claro, esas cosas pasan.
—¿Cómo? ¿No dijeron ahí que los vecinos le avisaron a la seccional?
—Capaz que avisaron ahí y después al canal, pero el canal llegó primero.
—O le avisaron al canal y después a la policía…
—Y también puede ser que la policía le pasó el dato al canal cuando estaban saliendo para allá, así lo cubrían.
—Sí, y el canal llegó antes. Claro.
—Y Daisy les corta las bolas. Linda calaboceada. Primero, por llamar al canal. Y después, por llegar últimos.
—Ja. Mirá que sos iluso, vos.
—Igual, nadie tiene que llamar a nadie. En el canal escuchan la radio de la policía.
—¿Todavía? ¿No estaba prohibido?
—Ja. Mirá que sos pelotudo, vos.
—¿No te acordás de ese cana que trabajaba en La República, aquel que procesaron porque llevó allá una radio para sintonizar la banda policial?
—Sos vos el que no se acuerda. Lo denunciaron los de El Día, porque querían radio para ellos solos y La República les empezó a mejicanear las notas.
—Ah, tenés razón. Ja ja. ¿Y ahora siguen usando la banda policial? ¿No es que interfiere y todo eso? ¿Lo toleran o no lo saben?
—Andá a saber… Todos los canales la tienen. ¿Cómo te creés que se enteran, si no?
El reporte de Telenoche 4 no debe de haber durado más de un minuto. Fue apenas una ondita en el tsunami catódico de casos policiales y adyacentes que hoy inunda los hogares uruguayos. Sin embargo, lo representa bastante bien. Deja ver algunas tuercas sueltas del mecanismo y aporta elementos para examinar la actitud de los canales de televisión y sus periodistas al respecto, y también sus motivaciones y sus efectos.
¿Por qué tanta noticia nauseabunda? ¿Los cronistas creen que la sensación de inseguridad de la población se sustenta en hechos? Entonces, ¿por qué no aparecen los números que desacrediten las estadísticas presentadas con regularidad por el Ministerio del Interior? ¿Acaso es cierto que la medición de audiencia minuto a minuto marca picos cuando un noticiero presenta información policial? De ser así, ¿el periodismo televisivo se ha vuelto un concurso de popularidad? ¿Por qué presenta soluciones policiales a los problemas que origina la pobreza? ¿Los anunciantes de los informativos creen que la catarata de sangre mejora la imagen y la renta de sus productos y servicios? ¿Los canales pretenden perjudicar al gobierno oponiendo el Uruguay productivo al Uruguay delictivo? ¿La crónica roja mejora la imagen de la policía? ¿Alienta a los delincuentes? ¿Consuela a las víctimas?
El lunes, el equipo de Telenoche 4 llegó a General Flores y José Belloni antes que la policía. Allí estaba un anciano inconsciente por el frío, capaz que también por el hambre. Podían haber tratado de despertarlo, de llevarlo a su móvil con aire acondicionado, servirle un café caliente, darle un mate. Pero andaban muy ocupados filmando al pobre hombre y preparando la cámara para registrar la operación policial. O temían ensuciar el tapizado.
¿Es posible concebir una actitud tan poco cristiana en un reportero que se ufana de venerar los estigmas de Jesús, en un canal de televisión que todos los domingos emite la Santa Misa, con mayúsculas?
¿A ningún empresario televisivo, a ninguno de sus periodistas, a ningún anunciante, a ningún espectador se le ocurre reaccionar ante semejante obscenidad? ¿Ninguno va a decir, en algún momento, basta, suficiente, se pasaron de la raya, córtenla, too much information?

Marcelo Jelen


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