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13 noviembre 2008

Yo no quiero a mi país

Actualización: mañana 14 de noviembre, concentración en protesta por el veto. Plaza Libertad, 19.30 hs. A levantar el culito de la silla, gente, no dejemos pasar esta también.

La noticia es muy confusa y todavía no está 100% confirmada. No importa demasiado: hoy, mañana o el lunes, esto era inevitable.

Quiero decir muchas cosas, pero juro que no me salen porque la rabia me supera. Tengo ganas de gritarle que es un reverendísimo hijo de puta, él y toda la manga de cipayos alcahuetes que lo rodean, incapaces de ponerse de acuerdo en quién va a sucederlo pero de lo más expeditivos a la hora de secundarlo en cuanta cagada se le ocurra. Quiero mandarlo a muchos lados y desearle la introducción de todos los objetos posibles en todas sus cavidades corporales, pero no puedo. No por respeto a su investidura, algo que a partir de hoy me la paso bien por el orto porque me resulta imposible respetar a alguien que no sólo acaba de cagarse en los legisladores de su partido sino también -y esto es muchísimo más grave- en las necesidades de la población que gobierna y de muchas otras que estaban expectantes ante esta noticia. No puedo hacerlo porque estoy dominada por la calentura del momento, a causa de esta noticia y porque estoy augurando una inacción total por parte de todos quienes dicen apoyar este proyecto. Estoy caliente con Tabaré y con todo el Uruguay, básicamente con el que pone la manito naranja en su cuaderno, en su auto, en la ventana de su casa e incluso en su remera y después es incapaz de levantarse de la silla e ir a protestar cuando corresponde hacerlo: no cuando te meten la mano en el bolsillo, sino cuando te meten hasta el codo en el culo.

Aunque el próximo argumento alimente a los amigos de ProVida, me resulta muy difícil evitar comparar este tema con el de la seguridad pública. Todos se quejan, lloran, piden pena de muerte (cuando no terminan haciendo justicia por mano propia), escriben ofendidos a los diarios y dicen que "esto no da para más" e incluso sugieren sacar el ejército a las calle. ¿Alguien protesta masivamente? ¿Alguien sugiere una manifestación que llene por lo menos un par de cuadras? Nadie. Ni siquiera la oposición, que en este momento debe estar regocijándose como nunca en estos últimos tres años y medio. Entonces ¿qué pasa? La ministra del Interior se cree (y además, dada la falta de acción cidudadana, lo está) en plena libertad de decir que es sólo una "sensación térmica".

Y "sensación térmica" parece ser lo que se vive también con el tema de esta ley (o ex ley, más bien). La inmensa mayoría (un 63% según las encuestas, para los que gusten de las cifras) no está de acuerdo con este veto, lo que no implica que esté de acuerdo con la despenalización del aborto. Es decir que una enorme parte de la población (y un 72% de los votantes del partido de gobierno) está de acuerdo en que este veto es un horror, una demostración de poder digna de la peor republiqueta bananera. Pero nadie protesta, nadie grita, nadie le para el carro a este pichón de dictador que antepone sus valores morales a las necesidades del país que gobierna. Y no me vengan con que es "doctor" y el estupidísimo argumento de su juramento hipocrático, que nadie lo votó como tal y si alguien así lo hizo, se merece la hoguera por pelotudo. Entonces, ¿qué hay? "Sensación térmica", pensará Vázquez.

La peor parte es que tiene razón. Porque hay demasiada protesta sotto voce, mucha pendejada blandiendo la manito naranja, mucho "qué-espanto-cómo-puede-hacer-esto" de los más veteranos, pero a la hora de jugársela, todos en casa. Muy linda la despenalización, los derechos sexuales y reproductivos, pero no-me-rompan-las-pelotas. Uno llega a extremos tales como envidiarle la capacidad de convocatoria al Pastor Márquez. O peor, terminar dándole la razón a Lacalle.

Así que háganme (y háganse) un favorcito. Si mañana o pasado surge una convocatoria de protesta, vayan. Y arrastren a sus amigos y a todos a quienes alguna vez escucharon a favor de esta ley o en contra del autoritarismo presidencial. No seamos tan peleles, por favor.

PD: Y vos, María Julia Muñoz, no podés ser más lameculos. Destacando tu calidad de "ciudadana" tras firmar por la reelección pero escondiéndote tras tu rol de "ministra" para acompañar este veto. Ojalá te metan un repique en el orto.

47 comentarios:

Anónimo dijo...

bien dicho ! totalmente de acuerdo ! esto fue escrito con pasion, salido del alma...

Anónimo dijo...

yo estoy de acuerdo contigo.
Me pasa lo mismo con muchas cosas que suceden en esta ciudad, y al final, a todos les importa mas el McDia feliz. Ohh.. otro gran simulacro.
Yo tengo una manito en mi msn, y tengo muchos amigos con manitos en el msn. Debo decir que yo quise salir a protestar... pero no tengo el impulso. Si hablé con mis compañeros de trabajo, armé discusiones en mis círculos. De toda maneras si surje una convocatoria voy a ir.


este gobierno no te deja opcion, sentir que UNO solo, una SOLA PERSONA puede mas que todo un país, y que para colmo lo dejamos pasar... es muy triste.

salúd

Ana Laura

Anónimo dijo...

Me emocionaste. No tengo más nada para decir. Pero la bronca no se me va. No voy a parar de putear hasta que María Julia Muñoz renuncie. Y Vazquez no puede salir impune de esto como siempre. Es verdad que los uruguayos somos un rebaño de retardados pero esto es el colmo de la pelotudez. En cualquier otra parte del mundo por menos que esto al presidente se lo hace renunciar.

Hay que ver que pasa mañana. La culpa de que seamos un pueblo de ovejas mongólicas también la tienen los medios que se la pasan dorándole la píldora al chupacirios hijodeputa y no se ponen media pila para cambiar nada. Si nadie organizó una marcha de repudio es claro donde están las responsabilidades. Tenemos los líderes que nos merecemos... una manga de infradotados del primero al último.

Mirada Paralactica dijo...

Si, lo de levantar el culo de la silla y salir a protestar es algo que deberíamos hacer de una buena vez por éste y otros tantos temas en los que nos pasan por encima a diario. Adhiero TOTALMENTE!!! (mientras escribo este comentario de pie, ya me levanté de la puta silla)

Anónimo dijo...

Sí, es infame e indignante.

Tratando de ver qué se puede hacer, me encontré lo que copio más abajo en una Hoja Informativa de Mysu, acá
http://www.mysu.org.uy/hoja-informativa-3.pdf

Si la decisión de vetar es tomada por ACUERDO, el Consejo
de Ministros puede revocarla por mayoría absoluta, porque
es el órgano máximo del Poder Ejecutivo. Si por el contrario,
la decisión de vetar es planteada en el seno del CONSEJO
DE MINISTROS, no podrá luego ser adoptada por Acuerdo
y deberá estarse a lo que resuelva el Consejo de Ministros
por mayoría absoluta.


Si es así, el Consejo de Ministros todavía puede hacer algo, ¿no?

(Dicen que la esperanza es lo último que se pierde...)

Nos vemos en la manifestación, avisen!

Anónimo dijo...

Con el nivel de nuestros Ministros sin duda se van a cumplir tus augurios, Fer...

Pero por favorrrr. Ya me estoy calentando de nuevo. A quién se le puede pasar por la cabeza que esa corte de vasallos chupapija que tenemos como ministros va a osar oponerse a la voluntad de TV. Y yo también me requetecago en la investidura de todos ellos. Ninguna está a la altura de su mandato. Deberían renunciar y llamar a elecciones.

Cacho_vela_crush dijo...

toy a favor de la ley, de que vazquez es un puto mafioso masón único de controlar la mersa en que desgraciadamente se transformo el frente amplio de los años 70, a favor de salir mas a menudo a las calles a hacerle sentir el rigor a legisladores y demás funcionarios públicos con gruesos epitetos para que empiecen a tener miedo de robar y hacer la plancha, algun guevito podrido que otro, me encantaría que a vazques le lluevan fetos, placentas y pedazos de utero de clinicas clandestinas encima de su ceja caida....

pero esta vez? por hacer algo que ya sabían todos que iba a hacer? que avisó que iba a hacer y nadie metio presión? cual es el motivo de la gente en la calle ahora si no es para meter presión? si no es para buscar algun objetivo? ta de alguna manera es una especie de escrache o algo, pero es un poco llorar por la leche derramada el momento creo que era antes

hagan leña

the walrus dijo...

Así como no es novedad que este señor iba a vetar la ley, tampoco es nuevo que este es un pueblo cornudo e incapaz de sublevarse contra los atropellos, en la mayoría de los casos porque ni siquiera los nota. Claro que no es motivo para no calentarse, pero es la patética evidencia hasta que demostremos lo contrario.

Anónimo dijo...

Maru: es que como indica el post, la culpa es del chancho y de los que le rascan el lomo...

La verdad, igual que vos, no los veo a los ministros llevándole la contra al Tab, pero en tanto según ese informe, podrían hacerlo y modificar la situación, tal vez corresponda pedírselo, exigírselo, whatever...

En la misma línea, parece que TV envió a sus emisarios a cada ministerio para recabar firmas al veto, y nadie más que la alcahueta máxima lo acompañó.

Yo prefiero mantener la esperanza un rato más antes de pedirle a algún amigo que ponga vino en mi jeringa.

Anónimo dijo...

El veto, una iniciativa que, aunque perfectamente constitucional, evoca un pasado autoritario, el de la presidencia de Jorge Pacheco Areco a fines de los 60 y principios de los 70, quien recurrió sistemáticamente a esa medida para desconocer decisiones del Parlamento. Si la amenaza presidencial llegara a consumarse, la legalización del aborto deberá esperar a una nueva legislatura (siempre y cuando vuelva a ganar la izquierda) porque para levantar un veto presidencial, esto también contemplada en la Constitución, se necesitan dos tercios de los votos de ambas cámaras, un número que la izquierda no reúne por sí sola.En otras palabras se dependería del voto de los partidos de la oposición conservadora, que naturalmente no se los dara. Por lo tanto, con el veto en ciernes se produciría un escenario inédito: el presidente apoyado por la oposición y enfrentado a los legisladores de su propio partido.

Que bien andamos....

Alexis dijo...

Uff, alguien lo tenía que decir.

Mañana a las 19:30 es un horario medio complicado para mí, pero intentaré hacer lo posible para estar. Gracias por el dato, ni me había enterado de la concentración.

Fd. dijo...

Comparto la indignación y la rabia, cada paso que da Vázquez es una traición a los que lo votamos (excepto el asunto de los Derechos Humanos, donde supuestamente no influía el Ejecutivo sino el Legislativo).

Nos vemos mañana en la marcha.

Martín S. Camargo dijo...

¿En serio alguien estaba "expectante con esta noticia"? Ya se sabía desde el vamos que el tipo la iba a vetar y que toda la manga de olfas y alcahuetes que lo rodean iba a agachar el lomo y salir en fila india.

Personalmente lo único que me despertó todo este asunto fue una mezcla de vergüenza ajena por todo el circo mediático que hasta cruzó fronteras, y acaso un poquito de lástima por los que en algún momento pudieron haber sido tan ingenuos como para creer que iba a pasar algo de verdad =/

Ama-gi dijo...

Bien Daniela. Aprobado 9.

Daniela Couto dijo...

La idea era empezarlo diciendo que dada tu desaparición, me iba a encargar de inaugurar las prácticas catárticas. Después me ganó la calentura. Pero ese post era tuyo.

Julian dijo...

La indignacion, la capacidad de sorpresa ante la renovada casta de hijos de puta, en fin.... seguimos participando!

Ama-gi dijo...

Es que no puedo Daniela. Estoy en contra del veto y a favor de la despenalización TOTAL. Pero el tema económico, y el resto de las dualidades de criterio de la izquierda pro choice local me quitan el impulso furibundo.

Anónimo dijo...

Señores.
El presidente, ministros y senadores del hoy gobierno fueron votados por el 53% de la poblacion.
Muchos de los que postearon los han botado y otros no.
Solo pido que se acuerden de lo que estan diciendo ahora para su proximo voto.

Exite diferencia en terminar la vida de un ser vivo intra uterino y uno ya nacido? Porque hasta donde tengo entendido estas personas que hoy estan en el gobierno otrora concretaron asesinatos.
Quines son para decirme que vive y que no??

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo, Anónimo. En algunos casos no existe diferencia entre matar al feto y matar a uno ya nacido. Vos, por ejemplo, serías uno de esos casos en que el cerebro y el resto del sistema nervioso no fue capaz de desarrollarse más allá de las tres semanas de embarazo.

Anónimo dijo...

Pregunto, qué queda por hacer para que la ley salga? no me queda claro si es posible plebiscitarlo, ya que no llegó a ser ley. Abortó antes je :p
Pregunto, porque con la gerontocracia que tenemos no confío que levanten el veto.

lalorubio dijo...

Daniela, parecía un post de Ama-gi. Impresionante. Absolutamente de acuerdo, pero la verdad es que el 50,5% (no el 53% y tampoco "botado", aunque pueda ser una correcta predicción) que lo votó lo sabía desde el primer día y se cansó de repetirlo antes y después de las elecciones. Estoy a favor de la ley, en contra del veto, pero la verdad es no se podía esperar otra cosa de este presidente que desprecia tanto a la libertad.

Anónimo dijo...

No sé xq ponen el grito en cielo como vírgenes violadas por el veto del pibe este. No hizo nada q no haya avisado hace tiempo. Xq no escribieron estos posts y comentarios cuando avisó q iba a vetar? ahí fue cuando mostró la hilacha : es un soberbio totalitario igual q el 99 % de los frentistas, solo q en este caso su opinión era contraria a la voluntad de la mayoría. Y, con la típica mentalidad de la mayoría de la izquierda uruguaya, se pasó a todos por el escroto e hizo lo q se le cantó. JODANSÉ !!!

Anónimo dijo...

Yo creo que lo votaron creyendo votar un proyecto, más que una persona. La bronca es porque hoy descubrieron que el proyecto es Tabaré.

Anónimo dijo...

En la plaza Libertad se concentró mucha gente para estos tiempos. Al menos, definitivamente no eran "unos cientos", como dijo más tarde el informativo del Sodre, sino más. Hubo ocasiones en que a propósito de este mismo tema no se concentraban más de 50 personas en el Palacio.
Tabaré logró desmovilizar al Frente y liquidar todo rastro de democracia interna en un proceso lento y cuidadoso que le llevó años. Ahora, él y la Albóndiga logran que los frentistas (y algunos que no lo son) salgan nuevamente a la calle en rechazo al autoritarismo.

sil dijo...

La verdad es que no crei que Tabare iba a vetar la ley. Soy Argentina y sigo creyendo en la posibilidad maravillosa del Frente amplio. Es más, crei que el Presidente iba a poner por encima de sus convicciones personales el Bien comun, y la mayoría. Por que de ultima el aborto no es mas ni menos que la decision de una sobre su propio cuerpo, y si uno abraza la fe catolica sabe que no debe hacerlo. Pero ¿que miedo tienen? A la decision libre de cada mujer que la Iglesia no puede controlar? Por que me disculpe Tabare si cree que el feto es persona desde el momento dde la concepcion: yo no lo creo, y que? En democracia yo y el valemos lo mismo (eso creo, no?)
Disculpen, no tengo derecho ameterme donde no debo. O a lo mejor si. Los recuerdo mejores de mi infancia están asociados a los veranos en Piriapolis y La Paloma. Cuando el ventarron de los dolares y los pesos no nos habia separado definitivamente... Pero pase lo que pase, siguen siendo mis hermanos extrañados. Un abrazo

Anónimo dijo...

Daniela, nunca te había leído tan enojada (hago constar que tampoco te he leído tanto, pero igual...). La rabia a veces no es buena consejera, hay que tener presente lo que decía Borges cuando recordaba el poema que había escrito al día siguiente de la muerte de su madre: no se debe escribir bajo el imperio de la emoción. Pero bueno, ya está hecho.

Admitamos, Daniela, que la cosa no es tan simple, tan desprovista de toda complejidad, tan prístina, como para indignarse tanto. Si nuestro Parlamento resolviera restaurar la pena de muerte, la castración de los violadores o la amputación del clítoris a las niñas, yo me indignaría también. Tampoco es cuestión de dejar pasar cualquier cosa. Pero esto es otra cosa, este es un tema delicadísimo, en el que están en juego razones de orden filosófico y también jurídico muy profundas. No da como para decir "como el presidente no está de acuerdo conmigo es un reverendísimo hijo de puta". No da, Daniela. Es alguien que piensa distinto sobre el tema (un tema en el que vaya si es razonable que haya distintos puntos de vista), y hace valer esa forma de pensar desde el cargo público que ostenta (todos lo hacen, ¿o acaso los legisladores que apoyaron la sanción de la ley lo hicieron desde algún incontaminado rincón exento de toda consideración ética o juicio de valor? Somos, entre tantas cosas, y tal vez más que cualquier otra, nuestras convicciones, y reprocharle a alguien que actúe en base a ellas me parece un sinsentido axiológico).

No tengo posición tomada en cuanto al tema, diríase que más bien soy proclive a la legalización del aborto, pero de cualquier modo tengo mis serias dudas y no creo que nunca deje de pensar que el tema es opinable como pocos, como poquísimos en el campo jurídico y filosófico. Por eso mismo, por esta actitud de duda y de admisión de la complejidad de la cuestión, es que he llegado a darme cuenta, y me resulta cada vez más patente, de la profunda intolerancia que reina en torno a este tema. Intolerancia y profundo desconocimiento de la verdad del otro, de la parte de razón del otro; triste signo de nuestro tiempo. Para quienes se oponen a esta ley, solo se trata de la vida del feto; la mujer es solo su depósito material, su libertad, sus sentimientos, su equilibrio psíquico o moral, nada importan, nada significan. Solo atienden a un aspecto de la cuestión, y niegan completamente el otro. Por el contrario, para quienes apoyan la legalización, el feto no existe; solo se trata de "la libertad de la mujer sobre su propio cuerpo", ignorando completamente que existe otro sujeto de derechos (sí, el feto es sujeto de derechos, no porque lo diga la Iglesia ni porque lo piense Vázquez sino porque surge nada menos que del artículo 4º de la Convención Americana de Derechos Humanos, (o, para los amigos, Pacto de San José de Costa Rica). Por lo tanto, la cuestión no se agota con comprobar que la mujer tiene derecho a su libertad, sino que hay que conciliar esa libertad con los derechos de la otra persona que tiene los suyos en juego en la especie.

Cabe preguntarse si de esta ceguera puede surgir un debate serio; mi opinión es que es imposible. Es solo un diálogo de sordos, entre fundamentalistas de diversas (y opuestas) causas para quienes solo existe su verdad y que solo ven en la perspectiva del otro, en el señalamiento de los límites del goce de los propios derechos en función de los igualmente legítimos derechos del prójimo, una indebida intromisión en su solipsismo. Un debate entre gente que no es capaz, aceptar la hondísima complejidad del tema y la imposibilidad de encontrarle una solución plenamente satisfactoria, en el fondo tal vez porque tiene miedo de mirar más allá de su propio ombligo. De ninguno de esos bandos me siento ni me puedo sentir parte.

Walter Hego dijo...

Poropinar: Ignoro lo que diga el Pacto de Costa Rica al respecto. Lo ignoro en el sentido de que no sé lo que dice, no de que decida hacer caso omiso de ello. Es decir, es una carencia mía.

Al margen de eso, estoy de acuerdo en que este asunto es una cuestión tan filosófica, ética y jurídicamente opinable como pocas.

La indignación que me provoca la actitud de Vázquez no la provoca tanto su opinión al respecto (aunque la misma me parezca oscurantista e hipócrita), sino el simple e indiscutible hecho de que se arroga el derecho de imponerla a la de la mayoría de los uruguayos.

En cuanto a eso de que es inadmisible que sólo se tenga en cuenta a la mujer embarazada y no al feto que la misma lleva en su interior, estoy de acuerdo. Por eso es que me opondría a un aborto después de las doce semanas de gestación, ya que creo que en ese caso sí se estaría matando a un ser humano. Es decir, se estaría cometiendo un asesinato. Pero antes de ese punto, no hay criterio científico para sostener que existe vida humana. Me refiero a que hasta esa altura no hay un sistema nervioso lo suficientemente desarrollado como para que sea posible captar y registrar la actividad cerebral que distingue a un ser humano de cualquier otro ser vivo.

En mi opinión, quienes recurren al eslogan de "sí a la vida" lo hacen por ignorancia o por mala fe, ya que debería ser más que obvio que en este asunto no se está discutiendo acerca de la vida sin más, sino de la vida humana. En el caso de Vázquez, como me resisto a creer que un médico pueda ser tan burro, sólo puedo concluir que se trata de hipocresía. Aunque probablemente lo esté sobreestimando, ya que el hecho de haber adquirido el manejo eficiente de una técnica determinada (y la medicina es eso, una técnica o un conjunto o sistema de técnicas, y no una ciencia) no excluye la posibilidad de que el técnico de que se trate no tenga demasiadas luces.

Leí a Monseñor Vázquez decir que la ciencia avala la afirmación de que hay vida desde la concepción. Repito: ignorancia o mala fe al decir simplemente "vida". Pero si acaso el tipo usó la palabra "vida" para abreviar, como modo de decir "vida humana" de manera más lingüísticamente económica (cosa que no debería hacer, ya que con ello sólo contribuye a oscurecer la cuestión), me gustaría que él o quien fuera citara los argumentos científicos a que se refiere. Por mi parte, el único argumento científico convincente que conozco es el que mencioné antes, relativo a la actividad cerebral. Y en favor de la postura de que hay vida humana desde la concepción, solamente conozco el dogma católico.

A Ratizinger, Cotugno o el clérigo que sea no le concedo el más mínimo derecho sobre mí. Allá Vázquez y el porcentaje minoritario de uruguayos que sí creen que la iglesia tiene autoridad intelectual y moral para dictarnos normas de conducta, en este asunto o en cualquier otro. Que una persona cualquiera permita que una organización despótica, oscurantista y retrógrada le dicte principios y normas de conducta me parece lamentable. Más aun si se trata del presidente de una república. Y si el tipo no se conforma con eso, sino que cree que todos deberíamos hacer lo mismo y emplea un recurso legal para imponernos a todos su filosofía y sus reglas, no sólo es penoso sino decididamente autoritario. "Se hace lo que yo digo porque a mí me parece que así debe ser y porque tengo la fuerza para imponerlo."

Hay otro aspecto de la cuestión en que la postura de Vázquez me parece hipócrita, y es el siguiente: se opone a la legalización del aborto y hace lo posible para que siga siendo un delito, pero jamás supe que sea tan coherente con sus principios que se proponga seriamente erradicar la práctica. Nunca lo escuché proponer ningún plan de detección, detención y procesamiento de personas que practiquen el aborto. (Puesto a ver la mitad llena del vaso, digo: por suerte. Menos mal. Agradezcamos que no sea tan coherente con sus normas, ya que, si lo fuera, la cosa -que ya es malísima-, podría ser mucho peor.

Si querés leer una exposición clarísima del asunto de los posibles criterios científicos para determinar cuándo existe vida humana, y por qué el de la actividad cerebral parece ser el más convincente, te remito a lo que escribieron Carl Sagan y Ann Druyan al respecto, en la versión original o en traducción al castellano.

Anónimo dijo...

Estimado Walter Hego:

Concuerdo contigo en que, si bien es evidente que existe "vida" desde el momento de la concpción, en cambio puede discutirse, desde un punto de vista científico, a partir de qué momento esa "vida" es "vida humana".

Como soy absolutamente lego en la materia, me abstendré de afiliarme a una u otra docrtina al respecto, aunque mucho agradezco y leeré el análisis que me señalas. Sin embargo, me permito señalar que esta discusión sobre el momento a partir del cual existe vida humana, si bien me parece pertinente y válida en aquellas legislaciones que no tienen incorporada una definición al respecto, no creo que tenga demasiado valor en términos jurídicos en nuestro país, ya que somos signatarios del Pacto de San José de Costa Rica, que en su artículo 4, numeral 1, establece que "Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción. Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente".

Creo que es bastante claro que el Pacto, en el acierto o en el error, se ha afiliado al criterio de que la vida humana comienza con la concepción. Nótese que no dice que "la vida será protegida desde la concepción", en cuyo caso podría entenderse que tutela una vida no humana, sino que refiere al "derecho a la vida", y para tener derechos se requiere ser persona humana. Podremos discutir si esta eleccción es la más compatible con los conceptos científicos de mayor recibo, (ya he dicho que no creo teneer las credenciales para opinar mayormente sobre ello) pero eso no nos permite desconocer que es el criterio vigente en nuestro Derecho. Y no en función de una norma interna, sujeta a la posibilidad de ser modificada por nuestros órganos legislativos, sino de un tratado internacional (y de derechos humanos) que no puede ser derogado por una ley interna.

Ahora bien, esto no quiere decir, a mi entender, que el tema quede cerrado sin más. Pienso que razonablemente pueden existir circunstancias en las cuales el derecho a la vida deba ceder en función de la protección de otro derecho que, considerado en términos abstractos, sea de rango inferior. Nadie discute por ejemplo que es lícito que una mujer, para defenderse de una agresión sexual, mate a su agresor, siempre que se den las condiciones generales de la legítima defensa. También se admite en general el aborto en los casos de violación, o en casos en los cuales el embarazo presenta riesgos graves para la salud de la madre, aunque éstos no incluyan la posibilidad de muerte. Y además, hay buenas razones para pensar que la ilegalización y penalización del aborto no es la mejor forma de llevar a cabo la protección de la vida del concebido que ordena el Pacto, sino que una estrategia de legalización podría llegar a ser mucho más útil a efectos de tratar de brindarle a la madre otras alternativas que redunden en una reducción de los abortos que de hecho ocurren en tan alto grado como todos sabemos. Esta idea es precisamente para mí el mejor fundamento en favor de la legalización, y el motivo principal por el que actualmente (con todas las dudas del caso) soy más bien proclive a la legalización del mismo. Pero siempre partiendo de la base de que no estamos simplemente reconociendo un derecho de la mujer sobre su propio cuerpo, sin más, sino regulando una colisión entre ese y otros derechos que indudablemente tiene y el derecho a la vida de otro ser humano.
Por todo ello pienso que el admitir la existencia de vida humana desde la concepción -lo que creo, nos guste o no, está impuesto por la Convención Americana de Derechos Humanos- no resuelve "per se" la cuestión a favor del feto. Pero sí nos instala claramente, a mi modo de ver, en un conflicto de derechos. Y creo que ese conflicto de derechos puede ser resuelto legítimamente por la legislación tanto inclinándose por uno de los derechos en juego como por el otro, aunque pienso que lo que no es posible es negar y desamparar totalmente alguno de ellos. Por eso es que me parece inadmisible que se diga que la actual legislación en la materia viola derechos fundamentales, como se hace en el artículo que comentamos; no los viola, solamente resuelve una colisión entre derechos fundamentales de diversas personas en un sentido determinado, que puede ser compartible o no, considerado justo o no, pero que está dentro de las posibilidades del legislador al respecto.

Por otra parte, tampoco podemos decir que nuestra legislación proteja exageradamente los derechos del feto en detrimento de los de la madre, ya que las causales legales de impunidad e hipótesis de perdón judicial respecto de las madres que abortan son amplísimas, a tal grado que, (según opiniones de especialistas en la materia que he tenido oportunidad de escuchar personalmente), colocan a nuestro país prácticamente en una situación de igualdad con los países europeos en cuanto a la liberalidad de sus legislaciones en la materia. Puede decirse que en nuestro país, legalmente, el aborto está despenalizado en la gran mayoría de los casos. Lo lamentable es que las organizaciones sociales que promueven los derechos sexuales y reproductivos y los legisladores que tienen igual preocupación han optado por promover iniciativas radicales en este tema, en lugar de intentar profundizar en la legislación ya vigente para extraer de ella todas sus potencialidades, que son enormes. (De hecho, hasta cabe sospechar que ni siquiera conocen la normativa actual sobre el tema; cuando uno de los especialistas a que referí antes fue al Parlamento a exponer sobre este tema y comenzó a leer el actual artículo 328 del Código Penal, una de las legisladoras impulsoras de las iniciativas despenalizadoras le preguntó si se estaba refiriendo al proyecto que en aquel entonces se discutía; evidentemente no tenía la menor idea de lo que decía la ley que pretendía modificar. Pienso que por esta vía, la de profundizar y mejorar (lo que presupone por supuesto conocer) nuestra legislación actualmente vigente, ya de por sí muy amplia en términos comparativos con otros países y desconocida por la mayoría de la gente, tiene que ir la solución de este tema, por lo menos por el momento. Con eso ya se solucionaría buena parte del problema, incluyendo, en primerísimo lugar, el famoso y triste tema de las mujeres pobres que mueren por hacerse abortos clandestinos en pésimas condiciones desde todo punto de vista.

Diego Estin Geymonat dijo...

El tema es tan sencillo, que sólo por el obstáculo de los diversos moralismos no puede percibirse así.
Haya o no penalización del aborto, las mujeres que deseen hacerlo van a seguir haciéndolo. No hay norma jurídica, religiosa o moral que lo impida. Y van a seguir muriendo quienes lo hagan en situaciones precarias, y todas van a seguir siendo pasibles de ser castigadas por la ley.
El aborto es una práctica instalada en y aceptada por nuestra sociedad.
La norma jurídica ha quedado obsoleta. La realidad social cambió. Por lo tanto, la norma jurídica debe ajustarse a la nueva realidad social, y no ser un obstáculo para su devenir. Las leyes deben servir a las personas, no las personas a las leyes. Y punto. No hay absolutos, no hay principios morales universales, no hay idealismo (en sentido filosófico) que valga contra la obstinada materialidad de la historia y la sociedad.

Por eso, quienes argumentan falazmente "entonces legalicemos los asesinatos o los robos, ya que la gente va a seguir asesinando o robando se castiguen o no tales conductas" mean afuera del tarro, pues tales conductas, a diferencia del aborto, no son aceptadas por nuestra sociedad. Si lo fueran, su legalización será igualmente necesaria.

Walter Hego dijo...

Poropinar: Veo que conicidimos en algunas cosas.

En cuanto al Pacto de San José de Costa Rica, el mismo no puede menos que estar sujeto a intepretación, como toda norma jurídica.

Te remito a este documento acerca del asunto del pacto y el aborto.

Ansina dijo...

¿Es el mismo Pacto de San José de Costa Rica violado desde hace dos décadas por la Ley de Caducidad, como se ha señalado reiteradamente al Estado uruguayo desde organismos internacionales?

Daniela Couto dijo...

Poropinar: me da bastante pereza contestar, más que nada porque sería repetir mucho de lo manifestado en los comentarios que vinieron después del primero que dejaste. De todas maneras me gustaría aclarar que en ningún momento dije que TV era un reverendísimo hijo de puta porque "no está de acuerdo conmigo". Creo haber sido bastante clara al expresar las razones de ese sentimiento (por empezar, la absoluta falta de respeto a una aprobación parlamentaria).
Y sí, es cierto, no se debe escribir bajo el imperio de la emoción y de hecho lo pensé mucho antes de publicarlo. Pero la verdad es que cada vez que lo leo me gusta más.

Anónimo dijo...

Estimado Walter: gracias por el link, es muy interesante. Aquí encontré el texto completo de la resolución de la CIDH en ese caso: http://www.wcl.american.edu/pub/humright/digest/inter-american/espanol/annuales/1980_81/2381~.html (pido disculpas por pegarlo así, pero es que mis conocimientos informáticos son muy limitados y no sé cómo hacer para poner el link como lo hace Walter). Sabía de su existencia pero confieso que nunca la había leído. Hay que tener en cuenta que la cuestión se planteaba ahí respecto a EEUU, que no estaba ni está vinculado por el Pacto de Costa Rica, sino solamente por la Declaración Americana de Derechos Humanos que tiene un artículo mucho más vago al respecto, donde no menciona a la concepción como comienzo de la vida. De cualquier manera la resolución de la Comisión establece que "La adición de la frase "en general, desde el momento de la concepción" no significa que quienes formularon la Convención tuviesen la intención de modificar el concepto de derecho a la vida que prevaleció en Bogotá, cuando aprobaron la Declaración Americana. Las implicaciones jurídicas de la cláusula "en general, desde el momento de la concepción" son substancialmente diferentes de las de la cláusula más corta "desde el momento de la concepción", que aparece repetida muchas veces en el documento de los peticionarios". Yo tengo mis dudas sobre que sean "sustancialmente diferentes", que son diferentes no me cabe duda, pero no sé si se puede decir que la diferencia es sustancial, daría para discutir bastante. De cualquier modo es el criterio de la CIDH, sin duda muy relevante; pero pienso que sería bueno, como sé que se pensó hacer en algún momento, que el Uruguay pidiera una opinión consultiva sobre el tema a la Corte Interamericana, que en definitiva es el órgano máximo del sistema interamericano de protección de los Derechos Humanos. Pienso que tal cosa sería un aporte sumamente esclarecedor sobre el punto, no solo para nuestro país sino para todos los que están bajo la jurisdicción de la Corte.

Otro link interesante que encontré (hago la misma disculpa que en el caso anterior) es http://www.parlamento.gub.uy/distribuidos/AccesoDistribuidos.asp?Url=/distribuidos/contenido/senado/s20032330.htm. Una sesión de la Comisión de Salud Pública del Senado en el año 2003 donde exponen sobre el tema Cassinelli, Gonzalo Aguirre y Gros Espiell. Los tres dicen cosas muy interesantes, con opiniones distintas sobre la cuestión, pero las tres muy valiosas. El análisis de Cassinelli es, de todos los que he leído sobre la cuestión, el que más compartible me resulta; su idea de que la legalización del aborto es, en definitiva, una forma paradójica -así la llama- de proteger la vida del feto, me parece brillante. Y coincide con el enfoque de Gross cuando recomienda sacar el tema de las coordenadas del Derecho Penal, otro concepto que me parece extraordinario. Y rescato también de la posición de Aguirre la honestidad intelectual de decir que la ley le parece lo mejor desde el punto de vista social, pero que a pesar de ello no puede evitar llegar a la conclusión de que jurídicamente contradice el Tratado.

En fin, el tema es -lo repito- extraordinariamente discutible, pero lo más importante, pienso, es que todos estos documentos y opiniones diversas y a veces contrapuestas nos sirven para darnos un baño de humildad y reconocer, todos, sean cuales sean nuestras posiciones sobre el punto, que no somos los dueños de la verdad y que es legítimo que haya gente que piense distinto a nosotros sobre esto.

Anónimo dijo...

Ansina: sí, es el mismo Pacto. Ahora, si de tu comentario se infiere, como temo, la afirmación tácita de que entonces, como no se respetó en ese caso, debemos despreocuparnos por su observancia en todos los demás, no tengo el honor de compartirla. La circunstancia de que el Uruguay esté en violación flagrante de ese Pacto, según la interpretación que del mismo ha hecho la jurisprudencia de la Corte Interamericana en punto a los juzgamientos de delitos de lesa humanidad, (interpretación que tampoco aquí es la única posible, ya que, como dice Walter, toda norma jurídica está sujeta a discusiones interpretativas, pero que puede decirse sí que es la amplísimamente mayoritaria) en el caso de la Ley de Caducidad no lo habilita a pasar a estarlo también en otros. Y convengamos en que, si invocamos el derecho internacional cuando de impugnar la ley de caducidad se trata, no podemos ignorarlo luego en otros temas. Si consideramos que debe ser digno de respeto, debe serlo siempre. Lo contrario sería un doble discurso intolerable. El derecho interno debe siempre preocuparse, en todos los temas, por ajustarse a los instrumentos internacionales de protección de los Derechos Humanos.

Anónimo dijo...

Daniela (last but not least, jeje). Comprendida la razón fundamental de tu enojo. De todas maneras me permito señalar que no creo que el argumento de la falta de respeto a la aprobación parlamentaria sea concluyente. Porque el presidente tiene concedida dicha facultad por la Constitución, que es la emanación directa de la soberanía de la Nación a través del Cuerpo Electoral. En una palabra, cuando el pueblo votó la Constitución le confirió a cada poder del Estado las facultades que le confirió. Por lo tanto, cuando el presidente veta una ley aprobada por el Parlamento, no está yendo contra la democracia, porque está actuando facultades que le da la norma básica de la democracia: la Constitución. Del mismo modo que la Suprema Corte de Justicia, cuando declara inconstitucional una ley, ejerce facultades constitucionales y por ello carece de sentido decir, como se dijo cuando lo hizo con el IRPF a las pasividades, que estaba yendo contra lo decidido por los representantes del pueblo. Lo curioso es, además, que la SCJ a lo largo de los años ha declarado inconstitucionales decenas de leyes y el PE ha vetado otros tantos proyectos de tales, sin que nadie se escandalizara ni de lo uno ni de lo otro, hasta que un buen día se les ocurrió hacerlo respecto a normas de gran importancia social y política; lo que permite conjeturar que lo que indigna no parece ser tanto el mecanismo en sí, sino el sentido en el que es utilizado en determinados casos.

Sobre tu artículo, bueno, si lo pensaste tanto antes de publicarlo entonces no fue todo emoción, hubo también razón. Así que mi crítica no estaba tan bien fundada.

Anónimo dijo...

Ahora la onda acá es defender al oscurantista?

Poropinar, a vos no te parece cuestionable que el presidente se oponga a la mayoría de la población con el solo objetivo de defender sus ideas? Pasar por arriba de la voluntad popular no significa acaso afectar la calidad de la democracia?

Seguramente vos y yo no hablamos el mismo idioma.

Ansina dijo...

Poropinar: con libertad, no infieras ni temas. Llamaba la atención sobre el hecho de que el mismo presidente se preocupa en un caso por lo que dice el Pacto de San José de Costa Rica, pero en el otro caso, no.
Ahora bien, cuando se trata de aplicar un solo criterio en esta materia, deberíamos tener en cuenta que los organismos encargados de velar por el respeto a esta norma han opinado expresamente que la Ley de Caducidad es violatoria del Pacto, mientras que, como se venía comentando antes, no parece que coincidan con la interpretación de Vázquez en relación con la cuestión del aborto. De hecho, ignoro si hay hay jurisprudencia contra alguno de los países firmantes -incluido Uruguay- cuya legislación admite el aborto en determinadas circunstancias, y que por lo tanto sólo protegen "en general" -no en todos los casos particulares- el derecho a la vida desde la concepción.

Anónimo dijo...

Estimada Envidiosa: en primer lugar, no es mi costumbre moverme en función de ondas, sino de ideas (sostenidas con variable grado de certeza en cuanto a su exactitud, en su mayoría con dudas, pero nunca modificadas en función de para dónde sople el viento).

Descompondría el por demás interesante problema que planteás en dos ítems. a) el que refiere a que el presidente "se opuso a la mayoría de la población", "pasó por encima de la voluntad popular". b) el que señala que lo hizo "para defender sus ideas".

En cuanto al primero, habría que definir qué es "la voluntad popular" y cómo se manifiesta "la mayoría de la población". El artículo 82 de nuestra Constitución dice "La Nación adopta para su Gobierno la forma democrática republicana.

Su soberanía será ejercida directamente por el Cuerpo Electoral en los casos de elección, iniciativa y referéndum, e indirectamente por los Poderes representativos que establece esta Constitución; todo conforme a las reglas expresadas en la misma".

Es decir, consagra un sistema de democracia mixta, con predominancia de la democracia representativa y algunos institutos particulares de democracia directa. La forma normal de ejercicio de la soberanía de la Nación, es decir, de la voluntad popular (la soberanía en términos jurídicos no pertenece al pueblo sino a la Nación, esto es, al pueblo organizado constitucionalmente), es a través de "los poderes representativos" que establece la Constitución; y esa expresión no comprende solamente al Poder Legislativo, sino también al Ejecutivo y al Judicial. La Constitución, emanada del pueblo, adjudicó a cada uno de esos poderes distintas facultades en el proceso de creación de normas jurídicas, y todos ellos -en tanto se mantengan dentro del marco de las mismas- están operando como ejercicio indirecto, por vía representativa, de la voluntad popular. Es tan legítimamente representativo el Parlamento cuando dicta una ley por mayoría como el Poder Ejecutivo cuando la veta; y ello porque ambos poderes están jurídicamente en pie de igualdad y ambos ejercen sus potestades al mismo título, ya que las derivan siempre de la norma constitucional. Así como incluso es expresión indirecta de la soberanía nacional el dictado de una sentencia por un juez, aún cuando aquí la representatividad aparece aún más lejana en un enfoque superficial en tanto los magistrados no son electos por la ciudadanía. Sin embargo es así de todos modos, ya que la legitimidad como órgano a través del cual se ejerce indirectamente la soberanía popular (o nacional, con más precisión terminológica) no deriva de la forma de elección de sus miembros sino del hecho de derivarse así de la Constitución. (Esto lo tienen muy claro algunos países, por ejemplo Francia, en el que los tribunales judiciales siempre deben comenzar sus sentencias diciendo: el tribunal tal "au nom du peuple français" falla tal cosa). Es decir, volviendo al específico tema que ahora nos convoca, cuando el Poder Ejecutivo (porque no es tampoco el presidente, es el Poder Ejecutivo, que es otro concepto) interpone una observación contra un proyecto de ley, de ningún modo puede violentar la soberanía popular, por el contrario, está ejerciendo la soberanía nacional como órgano representativo de la misma conforme a la Constitución que le da tal potestad. Que la mayoría de la población (de acuerdo a las encuestas) esté en contra de ese veto, no cambia las cosas, ya que la soberanía solo es ejercida directamente por el Cuerpo Electoral en los casos de elección, iniciativa y referéndum y en ninguno más. En todos los demás casos quien ejerce la soberanía son los órganos representativos, no el pueblo a través de encuestas. Podremos compartir o no que la distribución de potestades en nuestra Constitución esté organizada como lo está, desde luego; ese es otro tema, y bien interesante por cierto, pero este es nuestro régimen jurídico vigente y esas son las reglas actuales de nuestra democracia. Si no las compartimos, existen mecanismos para intentar modificarlas; y si por el contrario estamos de acuerdo con ellas, luego no podemos sentirnos legítimamente indignados si en un caso particular el resultado de las mismas es contrario a nuestras expectativas.

b) La cuestión de qué significa "defender sus ideas" tampoco me parece tan prístina. A priori, supongo que un gobernante, como cualquier ser humano, "defiende sus ideas". Defendieron sus ideas los legisladores que presentaron el proyecto, defendieron sus ideas tanto los que lo votaron a favor y en contra, defendieron sus ideas los que en Diputados votaron por introducirle modificaciones y defendieron sus ideas el presidente y la ministra de Salud Pública cuando interpusieron las observaciones a su respecto. Hasta ahora no podemos sacar mucho en limpio; una cuestión más interesante estribaría en todo caso en saber cuales son esas ideas que se hallan detrás de cada toma de posición de las diversas autoridades públicas.

En todo acto jurídico hay que distinguir la motivación y los motivos; la motivación es el fundamento expresado en el acto de que se trate, los motivos son las razones psicológicas que determinan al agente a proceder en tal o cual sentido. La motivación del (mal llamado) "veto" interpuesto por el Poder Ejecutivo está expresada en el documento en el que se materializó, y consiste en una serie de argumentaciones, algunas de juridicidad y otras de conveniencia, todas ellas discutibles, todas ellas compartibles o no, pero todas ellas ubicadas dentro del campo de lo legítimamente sostenible en la discusión pública sobre un tema esencialmente opinable. Ninguna de ellas remite expresamente a opiniones relacionadas con su ética personal y privada, ni mucho menos a conceptos de carácter religioso, y tampoco ninguna de ellas lo hace implícitamente en mayor grado que las argumentaciones contrarias que pueden oponérseles (no me parece que decir "para mí la vida comienza con la concepción" involucre una toma de posición personal con connotaciones filosóficas, religiosas y/o morales más intensa que decir "para mí la vida empieza a los 14 días" o "a las 12 semanas" o "en el nacimiento" o cualquier otro concepto que se pueda sustentar. Todas esas perspectivas hunden igualmente sus raíces en conceptos filosóficos profundos y necesariamente personales, pero todas ellas pueden ser defendidas argumentativamente en forma que trascienda dicho origen y se trnasforme en una opinión con un fundamento racional susceptible de ser debatido a nivel de lo público, y creo que en la motivación elaborada para este acto esa trascendencia se plasma exitosamente.

Como dije antes, una cosa es la motivación y otra los motivos. Es posible conjeturar que los motivos de Vázquez para firmar esta observación hayan sido primordialmente honrar una creencia religiosa o precaver una desavenencia conyugal, así como puede aventurarse que los de María Julia Muñoz hayan consistido fundamentalmente en asegurar su permanencia en el cargo; pero en principio, y siendo estos motivos (como todos los que determinan psíquicamente las acciones humanas) mayormente intangibles, solo cabe estar en principio a la motivación expresada en el acto, que estimo no supone la imposición de una moral particular y privada a la sociedad toda (o cuando menos no lo supone más que lo que necesariamente está condenada a hacerlo cualquier decisión institucional en torno a este intrincado problema).

Anónimo dijo...

Estimado Ansina: no podría responderte con exactitud si el presidente se preocupa o no por la violación al Pacto de San José de Costa Rica que emerge de la vigencia de la Ley de Caducidad. En todo caso, sí me siento en condiciones de acotar dos cosas: la primera, que cuando tuvo oportunidad de ejercer la inconstitucionalísima facultad que le confiere el artículo 3º de dicha ley, hasta donde yo sé lo hizo siempre, salvo en un caso, pronunciándose por la exclusión de la ley de la hipótesis sometida a su dictamen. La segunda, que no está mayormente en manos del Poder Ejeutivo el poner en marcha los posibles procedimientos que podrían seguirse para corregir la irregularidad que resulta de la vigencia de esa ley.

Sobre lo segundo que planteas, no existe jurisprudencia ni de la Comisión ni de la Corte Interamericanas en forma contraria a los casos de despenalización del aborto en casos especiales. Parece ser valor entendido que el Pacto, con su expresión "en general" es conciliable con estas hipótesis especiales. Creo que el tema que posiblemente queda por dilucidarse estribaría en estudiar si tampoco chocaría con el Pacto una despenalización que no operara por causales sino por períodos de tiempo (hasta tantas semanas de gestación), la interrogante sería si ello puede considerarse un caso "especial" o simplemente una norma general para los casos ubicados dentro de esa franja. Así como, en su caso, resolver si basta con que la ley establezca causales para ser invocados por la mujer en forma genérica y en base a su solo criterio (como lo hacía el proyecto sancionado ahora)o es necesario que establezca algún mecanismo para verificar si ellos efectivamente existen en los hechos. Y todo ello, desde luego, partiendo de la hipótesis de que se acepte que del artículo 4º surge una protección general de la vida desde la concepción y que ello importe restringir las posibilidades de legalizar abortos a casos especiales, lo que como se ha visto no es aceptado unánimemente.

Anónimo dijo...

Poropinar, más allá de las cuestiones jurídicas que lo avalen acá hay una realidad que no se puede discutir y es que el presidente tomó una decisión en contra de la mayoría de la población y también en contra de la mayoría de su partido. Esto habla a las claras de un serio conflicto al interior del partido de gobierno.

Teóricamente el presidente debe responder a un programa de gobierno por el cual fue votado y para el cual fue mandatado. Es el límite a la aplicación de sus ideas. De lo contrario según tus teorías cualquier nazi podría venir a imponer sus ideas, total es presidente. Llevado a este extremo podemos ver que tu planteo es un poco absurdo. Y si hay algo claro es que acá el presidente nunca fue mandatado para vetar la despenalización del aborto.

Acá te dejo el mejor artículo que escribió Constanza en su vida, en el cual hace gala de la lucidez característica de una profesora de varios posgrados en universidades españolas para explicar estas graves contradicciones.


http://www.larepublica.com.uy/contratapa/340049-republica

Anónimo dijo...

Envidiosa, no pretendo discutir la existencia o no de un conflicto interno dentro del partido de gobierno. Pero mi enfoque pasaba por otro lado, por la imposibilidad de afirmar que el hecho de observar un proyecto de ley pudiera constituir un atentado contra la democracia o algo por el estilo, por las razones que expliqué largamente en el post anterior y que no voy a reiterar. Me parece profundamente tremendista sostener una cosa por el estilo, y además me parece que es una forma de hacerse trampas al solitario, porque todos sabemos que si -supongamos- la ley en lugar de despenalizar el aborto hubiera aumentado las penas a las mujeres que abortan y el Poder Ejecutivo la hubiera observado, todos aquí estarían -estaríamos- felicitándolo por su decisión. De manera que el problema no es el instituto del veto y su legitimidad o ilegitimidad democrática, sino el contenido mismo de la observación que emitió el Ejecutivo en el caso.

Sobre la existencia de un mandato, la relación entre el Cuerpo Electoral y los elegidos en las elecciones se parece más a una relación de representación que a una de mandato. Los gobernantes nos representan y realizan actos a nuestro nombre, esto es, actos que se imputan a la Nación toda. Una relación de mandato implicaría una serie de órdenes o instrucciones que los gobernantes estarían constreñidos a aplicar bajo su gestión pública, y sin embargo no ocurre así. Como rousseauniano que soy, quisiera que las cosas ocurriesen de un modo más parecido a lo que planteás, pero verdaderamente no hay norma jurídica alguna de rango constitucional que imponga a los elegidos la obligación jurídica de cumplir con los compromisos asumidos en forma previa a la elección, y aunque se entendiera que ello está implícito, la carencia de mecanismos para hacer valer coactivamente tal obligación la torna de hecho incapaz de tener existencia real. Y desde luego los programas de los partidos políticos carecen jurídicamente de todo valor, por lo que la pretendida tesis del mandato carece de todo sustento en el plano normativo. Además de que, de cualquier manera, sería imposible pretender que ese compromiso de gobierno abarcara todos los temas, siempre quedarían aspectos que escaparían a dicha previsión; el programa del FA no establecía nada respecto al aborto, por lo que perfectamente un oponente podría invertir tu proposición y hacer notar que, así como no fue mandatado para observar la despenalización del aborto, tampoco lo fue para promulgarla. Por lo tanto la cuestión queda sin resolver.

En cuanto al argumento por el absurdo del presidente nazi, cae por su propio peso. Un nazi no podría llevar adelante desde un cargo público en nuestro país sus ideas de ese tipo, porque las decisiones de las autoridades públicas deben mantenerse dentro del marco de las normas constitucionales, y las ideas del nazismo se oponen violentamente a las bases de todo nuestro ordenamiento jurídico constitucional. Por lo que todo intento en tal sentido estaría signado por la antijuridicidad.

Anónimo dijo...

Poropinar, el vasallaje tampoco está en la Constitución, sin embargo los ministros optaron por someterse a un régimen de servilismo feudal. El presidente actual parece un rey. Y lo más sorprendente es que este tipo de prácticas se sustentan desde un partido que dice ser de base marxista. Como ves, las leyes no sirven para argumentar todo. Hay una gran cantidad de prácticas que se dan mediante acuerdos informales, por ejemplo, el acuerdo mediante el cual el presidente no se caga olímpicamente en la voluntad de sus votantes, ni en los parlamentarios de su partido. Esto fue un acto autoritario por donde lo mires. Que las leyes sustenten, en todo caso significa que hay que cambiar las leyes, pero de ningún modo le restan carácter autoritario.

Anónimo dijo...

Envidiosa, los ministros simplemente optaron por comportarse como lo hace habitualmente un político medio: priorizando la conservación de sus cargos y el avance en su carrera política antes que la defensa de sus ideas y sus convicciones. Nótese que, de acuerdo al artículo 161 de la Constitución, cualquier ministro puede pedir la convocatoria al Consejo de Ministros para plantear un asunto que competa a su cartera, y una vez en el Consejo, y por así disponerlo el artículo 165 de la Carta Magna, el acto del Poder Ejecutivo dictado en acuerdo de ministros puede ser revocado por el Consejo por mayoría de presentes. Quiere decir que -por lo menos- las ministras de Desarrollo Social e Interior, carteras indudablemente concernidas por el objeto de esta ley (y tal vez alguna otra, como Educación) pudieron haber puesto en funcionamiento este mecanismo, que hubiera llevado muy probablemente, si la correlación de fuerzas en el Consejo era la que trascendió que era, a la revocación del veto. Si no lo hicieron fue porque no quisieron enfrentarse con el presidente, pero eso no nos remite al feudalismo ni a la monarquía, sino a la debilidad misma de la condición humana y sus miserias. Tampoco veo qué impedimento podría constituir para ello la circunstancia de que el partido del presidente esté impregnado de una base marxista, desde que la gran mayoría de los regímenes que con esa inspiración en el mundo han sido han constituido señeras manifestaciones de personalismos autoritarios (baste señalar como ejemplo la vieja Unión Soviética, donde el mayor acontecimiento político en décadas lo constituía el deceso del geronte máximo y su sustitución por otro mandamás igualmente entrado en años; así como su satélite caribeño, donde no obstante el guía de la nación tuvo la precaución de efectivizar tal traspaso "inter vivos"). Para nada de ello es óbice ni el marxismo ni ninguna otra ideología, es la sempiterna historia de la humanidad sobre la Tierra.

Y desde luego que no todo se explica con leyes ni la realidad política está exenta de acuerdos informales, pero lo que sucede con esos acuerdos es que si una de las partes no los respeta y la otra no está jurídicamente en condiciones -de uno u otro modo- de reconducirla a su observación, son palabras que se lleva el viento. Donde das en el clavo es donde decís que en todo caso habría que modificar las normas; ese es el único problema pertinente en el caso. Si el veto no gusta, hay que suprimir el veto, y si se considera que el presidente tiene demasiado poder, debe reducírselo. Incluso, bien se podría directamente eliminar la institución presidencial (que es, para mi gusto, un resabio monárquico en sí misma) y retornar al sistema de Poder Ejecutivo colegiado como lo tuvimos bajo la Constitución de 1952, cosa que a mi entender sería lo más sano que este país podría hacer desde el punto de vista institucional. Para cualquiera de esas cosas se requiere una reforma constitucional, pero es la única forma real de solucionar este problema si es que realmente interesa solucionarlo. Sin embargo, yo no veo a nadie proponiendo estas cosas ni recolectando firmas para llevarlas a cabo. Toda la protesta frente a este hecho que aparentemente indigna tanto se reduce a hacer manifestaciones callejeras y a enarbolar una consigna ("Tu veto te costó mi voto"), particularmente absurda y ridícula, no ya solamente porque el presidente ya no necesita del voto de nadie en la medida en que ya fue electo y no puede serlo nuevamente, sino porque el próximo presidente, -que lo habrá, sea del partido que sea y más allá de lo que haga con su voto el o la manifestante- gozará de las mismas facultades que el actual y podrá seguir vetando proyectos de ley y comportándose como "un rey" mientras las intocadas normas constitucionales se lo permitan.

Anónimo dijo...

Aclaro, por si caben dudas, que el autor del comentario anterior (que sospecho saldrá publicado, por inadvertencia mía, como anónimo) soy yo.

Anónimo dijo...

Ahora me quedaron más claras tus ideas, Poropinar, incluso estoy de acuerdo con vos en algunos puntos. El problema central es evidentemente el veto, pero no por eso es justificable la decisión de Tabaré, ni es para minimizar el efecto de la movilización para repudiarlo. El veto existe, pero él podía elegir como cualquier otro presidente y optó por usarlo para imponer las ideas de lo más reaccionario de la sociedad uruguaya.

Por qué te parece mejor un colegiado? Me da la impresión de que sería un caos para tomar decisiones. No se podría hacer nada.

Anónimo dijo...

De acuerdo, Envidiosa, es una forma de verlo, pero lo que quería decir es que en la medida en que el instituto del veto siga existiendo, este tipo de cosas legítimamente (desde el punto de vista de la legitimidad jurídica) van a seguir ocurriendo. Si mantenemos el veto en nuestra Constitución, no es posible protestar por el desconocimiento a las mayorías parlamentarias, porque el veto en sí mismo está concebido como un instituto para limitar el funcionamiento de las mayorías parlamentarias. Es decir que mientras esté recibido por la Constitución, no podemos protestar porque en nuestro sistema las mayorías legislativas no sean absolutamente respetadas.

Y sobre el colegiado, sí, creo que sería lo mejor. Cada día que pasa creo menos en personalismos y en hombres (o mujeres) providenciales. Creo definitivamente que la acumulación de poder en un solo hombre que representa la Presidencia de la República es algo nefasto para cualquier democracia. Y no tengo dudas de que un sistema donde ese poder no estuviera concentrado en un solo hombre sería muchísimo más sano en términos institucionales. Pero ves, siempre surge ese miedo a que "no se pueda hacer nada", a que "sea un caos". La gente necesita tener una especie de Mesías salvador, que les dé la idea de que todo está bajo control, de que las decisiones sobre las vidas de todos están en última instancia en sus manos. Y lo que trato de decir es justamente, que mientras no nos desprendamos de ese espíritu de reminiscencias monárquicas, autoritarias, y despojemos a la presidencia de toda el aura majestuosa y todopoderosa que la rodea, no podremos luego legítimamente protestar cuando el presidente ejerce esas potestades tan exageradamente amplias que le damos en forma contraria a nuestras expectativas. O estamos de acuerdocon que exista un presidente y en darle esas potestades o no lo estamos, hay que decidirnos. Yo estoy en desacuerdo; pero como la decisión de la mayoría del país, al aprobar la Constitución, fue dárselos, respeto y acato como ciudadano respetuoso de las instituciones de mi país (aunque no comparta su existencia) las decisiones que se toman en ejercicio de esas potestades exorbitantes.

Anónimo dijo...

Moi, yo creo que no estoy de acuerdo con la despenalización del aborto en los términos planteados. Digo que creo porque siento que ha faltado el espacio para la confrontación de argumentos. Lo cual es un éxito de quienes quieren que todo siga igual, y un fracaso de las uruguayas y uruguayos activistas (que eran los responsables de exigir este debate, de escuchar los argumentos en contra para rebatirlos desde la razón y no desde la descalificación de los interlocutores que es, podríamos decir algo asi como el discurso del Pepe (dicho esto en total consonancia semántica con las alocisiones el asado del Pepe, el chorizo del Pepe, etc).
Pero a pesar de que no estoy decidido con respecto al fondo, me da mucha rabia la forma, igual que a vos. No me parece justo que una sola persona destruya un proyecto de que cuenta con la unanimidad de apoyo de su partido; el partido, además, que representa a la mayoría de uruguayas y uruguayos.
No me parece justo que toda esa unanimidad de ese partido prefiera, en forma tan abierta, mantenerse aferrada a sus sillones antes que hacer respetar su representatividad.
No me parece justo que el PS le haya dado a Vázquez la chance de renunciar al partido; de que no lo hayan echado antes, ellos a patadas. Por desacato.
Me da un poco de vergüenza que hayan ido a pedirle que volviera, que recapacitara sobre la renuncia, con más esfuerzo del utilizado en exigirle que revisara su veto.
Entiendo tu bronca. La expresás muy bien.
Pero Tabaré es el único de toda esa cantidad de funcionarios públicos que ocupan un lugarcito en el gobierno, que fue fiel a sus creencias, y las defendió con todas las armas que tenía a mano.
Creo que si la mitad, si la tercera parte, si sólo las mujeres que integran el resto del gobierno hubieran tenido la lealtad hacia sí mismo que tuvo Tabaré Vázquez, el veto se hubiera levantado.
No comparto contigo que lo peor que puede pasarte es darle la razón a Lacalle. Y no lo digo -solamente- porque siento, siento sinceramente, que desde que falleció Seregni, Lacalle es el único líder y estadista que queda en la arena política uruguaya; no lo digo solo por eso, sino porque esa misma línea de pensamiento que te atrae sobre el final de tu post, es en parte la causa de que el veto, al día de hoy, no haya sido revertido.