Maniático de la precisión idiomática, la exactitud del dato y la economía en el lenguaje, acérrimo enemigo de la primera persona, cultivador de la distancia en el trato, Homero Alsina Thevenet no puede evitar, sin embargo, que tanto en su estilo aséptico e intachable como en su ríspida imagen de genio cascarrabias y sabelotodo se cuele un aire que tiene mucho que ver con la ternura. Sabe que este país sin industria cinematográfica puede preciarse de haber producido a los cronistas más lúcidos del continente y con una inmensa modestia que bordea peligrosamente a Narciso, Homero Alsina Thevenet dice: "Yo soy famoso, pero nadie lo sabe".
Fuente: Brecha nº 671
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