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20 octubre 2008

Defensa parcial

Si hay algo poco habitual en los medios nacionales -además del conocimiento de las reglas básicas de ortografía y gramática- es la presencia de la figura del defensor del lector u ombudsman. Hasta julio de este año, la única publicación que hizo el intento fue Riesgo País, la fallida revista de María Urruzola. En Argentina, el espejo más cercano que tiene la prensa nacional, la historia no es muy diferente: tras algunos cortos intentos por parte de la revista La Maga (QEPD), el primer medio en brindar un espacio permanente a la defensoría fue el diario Perfil en su primera etapa (mayo a julio de 1998). Tiempo después, tanto Clarín como La Nación crearon un cargo similar, que nunca nombraron como tal y cuya función estaba básicamente limitada a responder cartas de lectores. También a esa tarea se dedicó el periodista Nelson Castro en la actual segunda etapa de Perfil, razón por la cual terminó siendo erróneamente bautizado por el propio medio como "Ombudsman del diario Perfil". Según la Organization of News Ombudsmen (ONO), el ombudsman de prensa es quien "recibe e investiga quejas de lectores, espectadores u oyentes de radio y televisión sobre precisión, justicia, imparcialidad y buen gusto en la cobertura de la información", siendo su función principal "recomendar medidas o reacciones apropiadas para corregir o aclarar reportes de prensa". La enorme mayoría de las veces, la labor de Castro en Perfil se limitó a agradecer a los lectores por su participación.

A mitad de este año, la diaria se convirtió en el primer diario nacional en crear un espacio para la defensoría de sus lectores, a cargo de Darío Klein. La nueva sección se presentó el 21 de julio, fijándose como objetivo "mejorar la calidad de la relación entre periodistas y lectores, [...], ayudarnos a procesar demandas, darles respuesta y corregir errores, [...]; ayudarlos a conocer mejor los procedimientos periodísticos y el modo en que los aplicamos, para fortalecer su capacidad de análisis y de incidencia". También, para evitar posibles suspicacias, aclaraba que el trabajo de Klein no sería costeado por el medio sino por la filial uruguaya de la Fundación Friedrich Ebert.

Tengo que admitir que -no por falta de interés sino de tiempo- en estos últimos tres meses no estuve muy al tanto de los casos tratados por la defensoría de la diaria: apenas recuerdo una explicación acerca de la política de escribir dios con mayúscula o minúscula y no mucho más. Sin embargo, esta vez esperaba la columna de Klein porque intuía que podía tocar un tema que, quiero suponer, habrá generado algún que otro debate en la interna del diario. Las expectativas fueron cumplidas, incluso superadas, aunque todavía no sepa si en el buen o mal sentido.

A la columna de Marcelo Jelen publicada el pasado viernes 10, le siguió una poco feliz aclaración de Marcelo Pereira -director del medio en cuestión- que pudo leerse en la edición del lunes 13:

Aclaración necesaria

la diaria ha señalado desde su primera edición que “las opiniones vertidas en los artículos firmados son de exclusiva responsabilidad de sus autores”, y este criterio se aplica, obviamente, a las columnas de opinión, entre ellas la de Marcelo Jelen publicada el viernes pasado en la página 2.

En esa columna se atribuyen al Frente Amplio como tal una serie de posiciones e intenciones, sin aclarar si han sido expresadas por las autoridades de dicha organización, por el gobierno nacional o alguno de sus integrantes, por sectores del Frente o por individuos con o sin representatividad política. Pienso que así no se ayuda a comprender la realidad ni a resolver problemas.

Por otra parte, el autor no parece percibir que ser frenteamplista pueda tener algo de positivo, y concluye que es mejor sentirse ajeno al Frente Amplio para poder cambiar de opinión cuando a uno se le ocurra, sin asumir responsabilidades en un proceso colectivo. No estoy de acuerdo.

Marcelo Pereira

De acuerdo a la columna de Klein, la publicación del recuadro "desató la ira de numerosos lectores", cuya mayoría apoyaba a Jelen por considerar que el director estaba ejerciendo una presión sobre el columnista. Pero para que se entienda mejor lo que pretendo cuestionar después, este es el texto completo del defensor:

Aclaración de aclaración

Sabido es que lo que los humanos solemos llamar “realidad” es una masa amorfa, inabarcable e inaprensible. Los periodistas, con humildad, tratamos simplemente de seleccionar una ínfima parte de ella, y contársela a un lector, televidente, internauta o radioescucha, que asumimos que está del otro lado. Para ello, en la prensa, contamos con distintas herramientas gráficas y narrativas.

Desde el punto de vista escrito, lo primero que decide un periodista, a la hora de contar una historia, es dónde se ubicará en relación con la “realidad” observada. ¿Se limitará a contar lo que vio, preguntó o le contaron? Entonces escribirá una noticia o nota informativa. ¿Lo hará de manera más o menos cronológica con cierta dosis de interpretación? Entonces tiene en sus manos una crónica. ¿Contará solamente lo dicho por otra persona? Publicará una entrevista. ¿Hará un análisis de los hechos? En ese caso estará frente a una columna o un artículo de opinión. ¿Esa opinión es el punto de vista oficial del medio? Editorial.

Reportaje, testimonio, reseña, crítica, humor… son otras de tantas formas de contar el cuento.

la diaria ofrece a sus lectores varias columnas fijas, incluyendo la de este defensor de los lectores. También cuenta con secciones aisladas de opinión, firmadas, sobre temas específicos. A diario los lectores pueden leer noticias, entrevistas, reportajes, críticas.... Pero, contra lo que es habitual en la mayoría de los medios, este diario carece de un editorial formal. Es decir, no le dice a sus lectores cuál es la posición oficial del medio frente a ningún tema.

Tras una columna de opinión firmada por Marcelo Jelen que se publicó el 10 de este mes, el director de la diaria, Marcelo Pereira, creyó conveniente manifestar que él no estaba de acuerdo.

Ese recuadro, publicado el lunes 13, desató la ira de numerosos lectores, que vieron allí una presión al columnista y que consideraron que el recuadro titulado “aclaración necesaria” era absolutamente innecesario.

La mayoría de los que escribieron lo hicieron para darle su apoyo a Jelen y expresar su identificación con su punto de vista, y otros para discrepar y expresar el propio.

Consultado por este defensor, el columnista negó haberse sentido presionado, y en cambio elogió el debate de ideas. También consideró injusto achacarle “autoritarismo” al director de la publicación quien, según Jelen, es el encargado de editar las columnas y quien jamás impidió ni impediría –dijo- ninguna publicación o argumento.

Por su parte, Pereira aclaró que su nota fue escrita a título personal y no como director del medio.
Explicó, además, que el papel del director periodístico en la diaria “no es igual al de directores-dueños de otros medios, por el detalle de que la amplia mayoría de la directiva –cuatro en cinco- es elegida y removible por los trabajadores”.

Por otra parte, ambos aclararon que estuvieron en contacto previo a la “aclaración” de Pereira, y que Jelen la avaló, según dijo, porque serviría para que quede claro, de una vez por todas, que sus columnas “son columnas, y no editoriales”.

Este defensor de los lectores conoce la relación personal que existe entre columnista y director de la publicación, lo cual lo hace descartar cualquier sospecha de presión indebida. Sin embargo, reconoce que es cierto que la impresión que pudo haber dejado en cualquier lector es esa: la de la de un jefe retando en público a su subalterno.

Una de las reglas de la lucha contra la corrupción pública reza que no sólo es necesario que los gobernantes sean honestos, sino también que lo parezcan. Eso también se aplica a los periodistas.

Por eso, salvando las enormes distancias con este caso, no es apropiado que un periodista viaje con gastos pagos por una empresa, ni que reciba regalos de una fuente de información. Por eso no es conveniente que un periodista sea a la vez encargado de prensa de una empresa o vocero de una oficina pública.

Por eso, no es apropiado que el director de la publicación, aunque sea un director con cargo precario y perecedero, contradiga a un columnista, con otra columna en la que, sin fundamentar, dice que no está de acuerdo.

Entre los fundamentos de los géneros periodísticos expuestos previamente, figura el que indica que la dirección de ningún medio se hace jamás cargo por la opinión que tienen sus columnistas. la diaria además lo aclara en cada número.

Y así debe ser. Eso es libertad, eso es independencia, y eso es garantía de variedad de voces para el público.

O sea que decir en un recuadro que no está de acuerdo parece haber sido tan inútil como lo sería decir que está de acuerdo cada vez que ello ocurre. Hubiera sido deseable que, en lugar de negar, Pereira expusiera su propio punto de vista, en una columna aparte.

Este defensor considera que en esta ocasión, el director de la diaria se equivocó.



No puedo más que coincidir con Klein y la validez de todos sus argumentos. La decisión de Pereira es algo en lo que prefiero no ahondar sólo para no hacer esto más largo de lo que ya es y además porque tampoco diría nada muy distinto de lo anterior. Lo que sí me resulta cuestionable es la sentencia final de tan particular alegato, en el que se hace difícil encontrar otro objeto de defensa que no sea Marcelo Jelen, que será lector pero es, ante todo, un periodista del medio en cuestión.

Un técnico informático muere de risa contándoles a sus colegas que un usuario novato le preguntó cómo apagar su computadora, un abogado penalista puede llegar a suponer que Aberratio Ictus es un término manejado por cualquiera y un periodista podría pretender que todos los lectores conozcan la diferencia entre un editorial y una columna de opinión. La aclaración de Marcelo Pereira no fue ni una cosa ni la otra y si bien muchos pueden haberlo considerado un error, otros habrán sentido que estuvo en lo correcto. Tanto unos como otros son lectores; el problema es cuando su defensor abandona la imparcialidad y se transforma en el "defensor-de-los-lectores-con-los-que-estoy-de-acuerdo".

1 comentarios:

Cacho_vela_crush dijo...

pri (?)

tamo inaburando blog justo hoy tanbie

quedo coqueto quedo, se viene la etapa prolija de amagi (?)