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23 noviembre 2008

La ley y la moral

Publicado en El País
23.11.08
Por Julio María Sanguinetti

El partido de gobierno nos ha sumergido en su propia interna a propósito del tema de la despenalización del aborto. Los legisladores frentistas empujaron una ley sabiendo que el Presidente la vetaría. Como se esperaba, no hubo votos para levantar el veto y aquí no ha pasado nada. Mientras tanto se vivió un lamentable circo mediático, con una exacerbación de sentimientos que impidió el debate serio que nos impone lo sensible del tema. Hasta el Arzobispo de Montevideo, que tiene todo el derecho a sostener lo que su conciencia le dicte, se sintió autorizado -además de opinar- a amenazar a legisladores con la temida excomunión, agrediendo la independencia de juicio de un representante del pueblo, al cual el sistema democrático ha tratado de preservar de toda presión para que actúe sin temores, conforme a su criterio.

Ante todo, reconozcamos que enfrentamos un fracaso de nuestra educación sexual y prevención sanitaria. Si aquella fuera suficiente y los medios anticonceptivos estuvieran a disposición, especialmente de las adolescentes, el aborto sería una práctica en retroceso, como ocurre en el mundo occidental. Desgraciadamente, en los últimos años, nos llega del exterior un retrógrado fundamentalismo religioso, que ha reinstalado la idea de la procreación a todo trance, de la condenación del placer sexual y un terrorismo sancionatorio sobre cualquier tipo de interrupción del embarazo, que ha inhibido la expansión de los métodos anticonceptivos modernos y, naturalmente, la realización de aquellos abortos que la ley autoriza.

El segundo fracaso es jurídico. En nuestro país, la ley de 1938 habilita a realizar un aborto, sin sanción para la mujer que lo desee, dentro de las primeras doce semanas de gestación, por una razón de honor familiar, de violación, de riesgo grave de su salud y aun de "angustia económica". O sea que se le da al Juez un amplio margen de acción, pero que en los hechos no se usa. La mujer sumergida en la angustiosa situación de sentirse obligada a abortar, difícilmente contrate un abogado, ventile el asunto en un Juzgado para lograr una autorización y luego salga a buscar un médico que esté dispuesto a practicar la intervención. Esto se ha resuelto de un modo práctico en países como España, Italia y Francia, que cultivan nuestros mismos valores morales y no sólo han despenalizado la situación sino que han instrumentado, con éxito, la atención a la mujer, logrando que los abortos disminuyan y que, cuando ocurren, no generen los riesgos enormes que la clandestinidad impone. Estos peligros no se pueden ignorar y suponen una discriminación social muy triste, porque es bien sabido que son mujeres jóvenes, pobres y de baja educación, las que terminan siendo víctimas de procedimientos inseguros.

Pasando al tema de fondo, digamos que nadie en su sano juicio puede ser entusiasta del aborto. Él siempre es un fracaso, un dolor, una situación extrema de tensión que asume una mujer ante un compelimiento moral que siente insuperable. Ellas le llevan a interrumpir un embarazo que evidentemente no deseó, o que siente penoso para su propia vida y la de su futuro hijo. ¿Se cree que el Estado tiene el derecho de imponerle a la mujer la obligación de tener un hijo que no quiere y cuya existencia puede significar un tormento para ambos? Realmente, ¿alguien desea criminalizar y llevar a la cárcel a una mujer que ha llegado a esa situación por las razones que hablamos?

Se insiste en la idea que se trata de segar una vida. No se puede sostenerlo ni jurídica ni científicamente: estamos ante una potencialidad de vida, pero no ante la existencia de una persona, que sólo será considerada tal cuando alcance la madurez mínima para subsistir. También hay un organismo vivo en un óvulo fecundado in vitro por un espermatozoide, pero no tenemos una persona.

El pensamiento moral ha avanzado mucho. Teólogos cristianos, protestantes, consideran el nacimiento como un "umbral decisivo" de la vida y no como un mero accidente en una vida ya existente. Moralistas musulmanes sustentan criterio parecido. Y lo mismo ocurre en el derecho, que sigue considerando que un "ser humano" es "persona" cuando nace, del mismo modo que en términos generales se ha generalizado el concepto de no penalizar a la mujer que consiente un aborto.

Aún la siempre invocada Convención Interamericana de Derechos Humanos, establece la protección "en general", de la vida, desde la concepción hasta la muerte, porque no puede decir "absolutamente" ya que toda legislación establece excepciones al derecho a la vida, como es la legítima defensa o justamente, en ciertos casos, el aborto consentido.

En el mundo entero, la moral laica, liberal, ha ido superando a la vieja moral emanada de concepciones religiosas. Esa moral es la que liberó a la mujer de las condenas que éstas le impusieron por siglos. Es la que permitió reconocer el derecho de investigar la paternidad de un hijo y darle a la filiación natural la misma protección que a los hijos de matrimonio legítimo, o aun la facultad de disolver el vínculo mediante el divorcio, que tantos encendidos debates produjera en el país hace cien años.

La moral laica no preserva derechos hacia el más allá, pretende que en esta vida terrena -la única a la que nuestra razón puede tener acceso- los seres humanos seamos los más libres y felices que podamos.

En esa dimensión la maternidad no puede ser nunca un acto de resignación sino solamente el resultado del deseo libremente expresado, del amor y la voluntad. Una maternidad no querida es un sufrimiento doble que el Estado no puede imponer, invadiendo la conciencia de una mujer. Mujer que, si no desea abortar, nunca será obligada a ello, porque no hay ley que imponga tamaña barbaridad.

Todo lo cual nos hubiera gustado discutir libre y seriamente, sin agravios para nadie. Porque los liberales no somos aspirantes a genocidas ni los católicos cómplices de las clínicas clandestinas de abortos.

14 comentarios:

carlitos dijo...

Gran post. Claridad meridiana.

Walter Hego dijo...

No me resulta fácil admitir que estoy absolutamente de acuerdo con lo que expresa el texto transcripto en la entrada. Al fin y al cabo, véase quién lo firma y quién fue el primer comentarista en manifestar su coincidencia.

Pero bue, qué se le va a hacer: en esta ocasión estoy completamente de acuerdo con el Sangui y el Carlitos.

elMácula dijo...

daniela, sos detestable. qué necesidad de hacernos coincidir con semejante tipejo...

Marcelo Jelen dijo...

voy a darles una alegría: hay un pasaje aberrante en esta columna, uno en que veo a sanguinetti coincidiendo con una caterva de chupacirios que llegan al extremo de cuestionar la ley vigente porque "admite" el aborto.

a saber: que este engendro jurídico "habilita a realizar un aborto, sin sanción para la mujer que lo desee, dentro de las primeras doce semanas de gestación, por una razón de honor familiar, de violación, de riesgo grave de su salud y aun de 'angustia económica'".

pamplinas. esos elementos figuran en el artículo de "causas atenuantes y eximentes". o sea que, para seguir con la ley, una mujer debe abortar en la clandestinidad (por sus propios medios o pidiendo asistencia a un medico o idóneo que actúa en la clandestinidad, y quién sabe con qué recursos técnicos, de higiene, de trato y otros etcéteras) para después ahí acudir a un juez y acusarse de aborto para que el magistrado atenúe o exima, o no. o esperar que alguien la denuncie.

la penalización no mata o hiere por sí misma, sino porque obliga a la clandestinidad. la hipocresía es lo que mata.

como diría envidiosa, después de todas las cosas que estuve leyendo estas semanas me sigo quedando con la columna de marcelo pereira.

Daniela Couto dijo...

Qué alivio. Ya estaba empezando a hacer campaña para 2009.

Anónimo dijo...

Eso fue hace siglos, Autobomba. Después leí varias notas bastante buenas sobre el tema, por ejemplo las dos notas que publicó Daniela el viernes pasado de Marcelo Jelen y Flora Tristán. Deberías leerlas.

Todo lo que quieran, pero Sanguinetti es hoy el legislador que mejor me representa y defiende mis derechos. Así que, aunque el zurdaje se brote, yo apruebo que publiques su columna, Daniela. Sanguinetti merece un espacio en este blog.

Cacho_vela_crush dijo...

si pero igual hay una contradicción con la ley vigente, es decir, en el ratio legis o "espíritu de esa ley" a la que acude sanguinetti, si bien no permite hacer el aborto por la vía legal, atiende a un situación que despenaliza el caso para ciertas situaciones, la contradicción legal existe, ES MÁS GRAVE AUN LA CONTRADICCION LEGAL (en negrita no grito) porque la ley comprende una situación para la cual no da una vía posible, aunque completamente de acuerdo con Autobomba, es clarisimo que no habilita ni es la solución que queremos.

ahora con respecto al autor, de seguro trabaja en la pizzeria los hijos de puta de capussotto, atendida por sus propios dueños, lástima que utilizo toda esa inteligencia para ayudar a satanás con quien se va a encontrar en unos años.

Anónimo dijo...

Mientras leía la nota pensé exactamente lo mismo que autobomba: eso de que se puede pedir autorización judicial es una patraña, es tal como explica el comentador: son causas que simplemente podrían eximir de la pena después de que el asunto pase a Juez, y esto ocurre después de que se constata el delito de aborto.

Ya mismo busco el texto de la Ley y lo copio.
envidiosa: ¿en qué te basás para decir que ya no es así?

Siguiendo en el tema, pero pasando a la perspectiva católica ¿alguien sabe de la existencia de bautismos intrauterinos? Aparentemente los hubo en una época, pero después los teólogos discutieron y concluyeron que no debían realizarse. Entonces, si un feto no puede ser bautizado, ¿cómo puede ser una persona?

Walter Hego dijo...

Fer: Ah, hermano, no le pidas peras de coherencia al olmo católico.

Anónimo dijo...

Fer, estás confundido. Ese comentario fue en referencia a otra cosa que le comentaba a Autobomba, que se ve que es abogado pero que no leyó mucho sobre estas cuestiones, pero no era un comentario sobre lo que dijo Sanguinetti.

NO se si ahora fui lo suficientemente clara. Te aviso que detesto ser tan clara.

Evidentemente, nadie va a pedirle autorización al juez para hacerse un aborto, aunque sea muy fácil esgrimir cualquiera de esos motivos atenuante. Yo la verdad que si no fuera por el Doctor Autobomba no me habría dado cuenta de la manipulación que hizo nuestro queridísimo Julio María. De todas formas no me importa. Este señor se ha reivindicado ante mi. Le perdono todos sus pecados, incluso sus espantosos dos gobiernos anteriores.

Anónimo dijo...

La verdad, cuando hay que aplaudir hay que aplaudir. Sanguinetti ha escrito un buen articulo (se sabe que el lo puede hacer, lo que pasa que en los ultimos tiempos se habia quedado un tantito atascado hablando de comunismo y otros yuyos, que le son tan afectos a su formacion de los anios cincuenta). Pero en este caso, el analisis (sin ser la parte legal que sobre la cual tengo que leer mas) es muy bueno. La iglesia catolica discutio el origen de la vida, existiendo entre los teologos quienes decian (notoriamente Tomas de Aquino) que el alma se incorporaba al cuerpo algo asi como 40 dias despues. Cuando tiene origen la vida, es un tema que creo que Sanguinetti, pasa un poquito a la ligera, pero el tono, y el contenido, son muy correctos. Que no se diga, que no le reconozco nada.

benito dijo...

Hay un pequeño detalle que invalida todo este texto -o al menos para los que pensamos que pequeñeces como contexto, emisor y destinatario tienen que ver con el mensaje- y es que quien lo proclama tuvo nada menos que ocho años de gobierno -todo un récord en el último medio siglo- en un sistema presidencialista y en los cuales no movió un sólo dedo para apoyar las iniciativas al respecto. Como si fuera poco, la única vez -fuera de la administración Vázquez- que el tema llegó a ser tratado seriamente en el parlamento, su propio partido abortó (ahí viene bien la palabra) el proyecto por la amenaza de veto presidencial.

Es decir, todo bien con la elocuencia del texto, pero es como si Sanguinetti el día de mañana argumente a favor de la derogación de la Ley de Caducidad. Un poco de seriedad.

Anónimo dijo...

Menos mal que todos los políticos son tan serios, sobre todo con respecto a este tema.

Anónimo dijo...

Comparto Benito, pero que el tipo escribe bien, escribe bien :)