Ayer miré la Teletón. No toda porque mi sensibilidad tiene un límite pero sí una buena parte, intercalando algún zapping que otro (¿es idea mía o los sábados no hay nada pero absolutamente nada bueno para ver en el cable?). El asunto es que mientras lo miraba me preguntaba a qué genio productor se le habría ocurrido poner a Ignacio Alvarez como co-conductor. Muchos podrán pensar lo mismo acerca de la inclusión de Petinatti, pero más allá de ser el rey de los idiotas, cuando el tipo se pone medianamente serio es casi (apenas) creíble. Pero Ignacio Alvarez es el tipo con más mala onda que vi en mi vida. Mientras el resto ponía todas las ganas confiados en que iban a superar el objetivo a recaudar, Alvarez sólo sabía poner cara de desconfiado y decir: "mmmm, mmmm, yo no sé... lo dudo, eh". Está bien, podía ser una maquiavélica estrategia muy estúpida de su parte para lograr quizá que todos los que lo abominamos vaciáramos nuestros bolsillos con tal de llevarle la contra. Pero dudo que le de la cabeza para tanto. Tampoco entendí la presencia de Cecilia Bonino con su pizarroncito-a-lo-zona-urbana, escribiendo números y sacando cuentas acerca de los fondos de la fundación Teletón, como para que a todos nos quedara claro que no nos estaban jodiendo y que de verdad se precisaba la plata. ¿Era necesario? Capaz andaba con la sangre en el ojo por no poder conducir y como necesitaba justificar su presencia en la Teletón, no se le ocurrió una mejor idea que ir con el pizarrón a cuestas y explicarnos a todos cual idiotas el estado financiero de la fundación. Mientras todos festejaban y aplaudían cada nueva donación, Alvarez mantenía la cara de perro de costumbre y seguía meneando su pelada cabecita en un gesto de descreimiento. Pero lo mejor fue cuando apareció un directivo de UTE a hacer su donación. Petinatti se mandó un par de esas frases boludas que tan bien le salen y le preguntó al señor qué había dentro del sobre que traía en sus manos. El hombre explicó que no era dinero sino que UTE donaba equipamiento para el centro de rehabilitación, como equipos de aire acondicionado, televisores y algunos otros artefactos, además de cursos de capacitación para el mejor aprovechamiento de la energía eléctrica (??). Aplausos, vítores, aclamaciones que-viva-la-ute y el señor se va. Petinatti dice, un poco en joda, un poco en serio, algo así como "pensé que iban a donar la energía eléctrica para el centro de rehabilitación" y ahí Alvarez se despacha con un "eh, no, que esa la pagamos todos". Lo que se dice un tipo solidario. Tan solidario como para exhibir en cámaras a su pequeño vástago, así como enrostrándole a los padres de los chicos enfermos "que lindo guacho que tengo". Matáte, Alvarez.
04 diciembre 2005
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1 comentarios:
Daniela,
En este tipo de programas está todo medido, cada cosa que hacen o dicen en cámara los comunicadores. El hecho de remarcar q "a este ritmo no llegamos a recaudar la plata necesaria" y mover la cabeza negativamente, es un rol específico que "alguien tiene que cumplir" en este tipo de maratones. Por supuesto que si te cae mal quien lo dice podes pensar q es un amargo, pero no es que se le ocurra a el hacerlo, sino q se lo ordenan x la cucaracha en el oído. Por supuesto siempre hay errores del tipo "teléfono descompuesto" debido a esa forma de comunicación ("no preguntes x tal tema" le susurran a algun comunicador y va y lo hace...) pero errar es humano... =S
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