Según publicaron varios medios nacionales, el apagón de anoche afectó los barrios de Pocitos, Punta Carretas, Parque Batlle y Parque Rodó. De acuerdo a la estimaciones de Pedro De Aurrecochea, vicepresidente de UTE, el corte afectó a unas 50.000 personas. Jodeme, De Aurrecochea. Sólo en las zonas mencionadas, según los números de la Intendencia, viven cerca de 200 mil habitantes y si encima sumamos los de la también apagada Aguada (área que El País olvidó mencionar pero que Observa incluyó, por haber sido directamente perjudicado), estamos por arriba de una cifra cercana a las 250 mil personas, casi un 20% de la población de la capital. Capaz que descontaron 200 mil que se fueron de vacaciones por Semana Santa.
Ayer, El Observador publicó que la senadora Lucía Topolansky pretende apelar a la buena voluntad de algunas personas para poder reconstruir los liceos en los que no se ha podido comenzar a dar clase por estar cayéndose a pedazos. Según la nota, la legisladora "estudia por estos días la forma de aplicar la Ley de Voluntariado y convocar a vecinos, padres y demás interesados a “dar una mano” y trabajar de forma voluntaria para recuperar el centro de estudio del barrio". Jodeme, Topolansky. No me cabe duda que hay algún que otro boludo dispuesto a levantar la mano cuando pregunte quién tiene ganas de trabajar gratis por amor al barrio, pero sería bueno que recordara que hay un cantidad importante de mano de obra desocupada que en algún momento se agrupó bajo el nombre de "Trabajo por Uruguay". ¿Obligar a trabajar a alguien? No, mejor apelar a su buena voluntad.
Todos iguales ante la ley (risas). La Suprema Corte de Justicia busca una cárcel lo suficientemente "seca y cálida en el invierno" para que la insuficiencia pulmonar de Juan María Bordaberry no lo pase a mejor vida antes de que se lo pueda juzgar por atentado a la Constitución. De acuerdo a información publicada por La República, el doctor Guido Berro - experto en medicina legal e integrante de la Junta Médica del Instituto Técnico Forense que informó a favor de la reclusión domiciliaria de Bordaberry en enero del año pasado - anduvo de gira por Canelones, Florida y Minas buscando un centro de reclusión acorde a las necesidades del ex mandatario. Por ahora, Canelones se lleva todos los puntos: la cárcel de Minas está superpoblada y las condiciones de los módulos de Florida, construidos en 2006, "no son las indicadas para albergar a Bordaberry, quien no puede estar expuesto a temperaturas bajas ni altas, necesitando una locación con clima agradable durante todo el año". Jodeme, Suprema Corte.
Profetas del oscurantismo y el negativismo. Así definió nuestro honorable presidente a los periodistas, en el acto de Paso de los Toros el pasado lunes. ¿Quién le escribe los discursos?¿María Auxiliadora? De todas maneras, hay que reconocer que el tipo es constante, aunque de "opositores sistemáticos" a "profetas del oscurantismo" hay algún escalón que se pasó de largo. Jodeme, Vázquez.
Digno alumno del excelentísimo primer mandatario, encontramos a Allen Denby, juez a cargo de la causa por el asesinato de Marcelo Lebel. Hace unos días, el homicidio parecía tener un firme sospechoso, que tras algunos interrogatorios, fue liberado de los cargos y volvió a la cárcel de Canelones, donde cumple una pena por lesiones. Según el magistrado, la culpable de que le haya salido el tiro por la culata es la prensa. Así nomás. En declaraciones a Montevideo Comm, Denby dijo estar "muy molesto" por algunas informaciones que se filtraron a distintos medios y que habrían puesto sobre aviso al acusado Luis Da Luz, quien habría podido armar previamente su declaración. Según el juez, el periodismo le destrozó "un trabajo de seis meses arrimando ladrillito por ladrillito". Unos ladrillitos que, por lo pudo saberse después, no parecen haber sido muy firmes. No fue su trabajosa investigación la que terminó llevándolos hasta Da Luz, sino su mujer, quien acudió a la comisaría a denunciarlo por violencia doméstica y de paso, dejó entrever que estaba relacionado con la muerte de Lebel, dato que la policía notificó al juez. Da Luz fue preso por lesiones y Denby aprovechó su ausencia para interrogar vecinos y allegados en el asentamiento donde vivía el procesado, explicando que se encontraba cerca de encontrar el arma homicida. O sea, mintiendo. Pero la culpa es de la prensa, lógico. Jodeme, Denby. Si no tenés pruebas, cosa tuya.
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Ayer, El Observador publicó que la senadora Lucía Topolansky pretende apelar a la buena voluntad de algunas personas para poder reconstruir los liceos en los que no se ha podido comenzar a dar clase por estar cayéndose a pedazos. Según la nota, la legisladora "estudia por estos días la forma de aplicar la Ley de Voluntariado y convocar a vecinos, padres y demás interesados a “dar una mano” y trabajar de forma voluntaria para recuperar el centro de estudio del barrio". Jodeme, Topolansky. No me cabe duda que hay algún que otro boludo dispuesto a levantar la mano cuando pregunte quién tiene ganas de trabajar gratis por amor al barrio, pero sería bueno que recordara que hay un cantidad importante de mano de obra desocupada que en algún momento se agrupó bajo el nombre de "Trabajo por Uruguay". ¿Obligar a trabajar a alguien? No, mejor apelar a su buena voluntad.
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Todos iguales ante la ley (risas). La Suprema Corte de Justicia busca una cárcel lo suficientemente "seca y cálida en el invierno" para que la insuficiencia pulmonar de Juan María Bordaberry no lo pase a mejor vida antes de que se lo pueda juzgar por atentado a la Constitución. De acuerdo a información publicada por La República, el doctor Guido Berro - experto en medicina legal e integrante de la Junta Médica del Instituto Técnico Forense que informó a favor de la reclusión domiciliaria de Bordaberry en enero del año pasado - anduvo de gira por Canelones, Florida y Minas buscando un centro de reclusión acorde a las necesidades del ex mandatario. Por ahora, Canelones se lleva todos los puntos: la cárcel de Minas está superpoblada y las condiciones de los módulos de Florida, construidos en 2006, "no son las indicadas para albergar a Bordaberry, quien no puede estar expuesto a temperaturas bajas ni altas, necesitando una locación con clima agradable durante todo el año". Jodeme, Suprema Corte.
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Profetas del oscurantismo y el negativismo. Así definió nuestro honorable presidente a los periodistas, en el acto de Paso de los Toros el pasado lunes. ¿Quién le escribe los discursos?¿María Auxiliadora? De todas maneras, hay que reconocer que el tipo es constante, aunque de "opositores sistemáticos" a "profetas del oscurantismo" hay algún escalón que se pasó de largo. Jodeme, Vázquez.
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Digno alumno del excelentísimo primer mandatario, encontramos a Allen Denby, juez a cargo de la causa por el asesinato de Marcelo Lebel. Hace unos días, el homicidio parecía tener un firme sospechoso, que tras algunos interrogatorios, fue liberado de los cargos y volvió a la cárcel de Canelones, donde cumple una pena por lesiones. Según el magistrado, la culpable de que le haya salido el tiro por la culata es la prensa. Así nomás. En declaraciones a Montevideo Comm, Denby dijo estar "muy molesto" por algunas informaciones que se filtraron a distintos medios y que habrían puesto sobre aviso al acusado Luis Da Luz, quien habría podido armar previamente su declaración. Según el juez, el periodismo le destrozó "un trabajo de seis meses arrimando ladrillito por ladrillito". Unos ladrillitos que, por lo pudo saberse después, no parecen haber sido muy firmes. No fue su trabajosa investigación la que terminó llevándolos hasta Da Luz, sino su mujer, quien acudió a la comisaría a denunciarlo por violencia doméstica y de paso, dejó entrever que estaba relacionado con la muerte de Lebel, dato que la policía notificó al juez. Da Luz fue preso por lesiones y Denby aprovechó su ausencia para interrogar vecinos y allegados en el asentamiento donde vivía el procesado, explicando que se encontraba cerca de encontrar el arma homicida. O sea, mintiendo. Pero la culpa es de la prensa, lógico. Jodeme, Denby. Si no tenés pruebas, cosa tuya.
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