Desastre antinatural

A nadie que lea la prensa oriental, y mucho menos a los que llegan por acá, se lo puede sorprender hablando de La República. Acá quiero comentar una faceta lateral, tal vez hasta literaria, de la manera de titular de Fasano, que, aunque menor, calculo que está complicando su reciente rol como vocero oficialista.

Debe ser difícil pasar de ser un diario de oposiciónfuriosa a uno más complaciente que una geisha desocupada, y debe ser más jorobado todavía si uno de los principios innegociables del diario es el sensacionalismo extremo. Nada nuevo hasta acá. En febrero, sin embargo una seguidilla de tapas (de las que ahora encontré solo unas pocas) empezó a iluminarme sobre la raíz, no comercial, sino psicológica, de ese sensacionalismo:


¿Un agujero negro? ¿No se asocian los agujeros negros a fenómenos atemorizantes? ¿No son esos cosos malos que hay en el espacio y que se tragan todo, planetas, estrellas, galaxias? ¿Serán una metáfora adecuada para dar una buena noticia?

Es verdad, yo venía sospechando de la eficacia de Fasano para titular de manera funcional a Tabaré desde que unos días atrás había presentado en tapa este juego de palabras fallido que sugería lo contrario de lo que se quería trasmitir (que las figuras del gobierno se iban para arriba, no que estaban "cuesta arriba", es decir, complicados):

Sin embargo, en lo del "agujero negro" había otra cosa. Un fenómeno catastrófico asociado a una noticia positiva. A ver, a ver...

Buscando con un poco de tiempo (que no tengo, pero cada cual puede hacerlo desde casa) aparece un patrón en la sucesión de golpes, sequías, demoliciones, huracanes : aunque haya un agente positivo, la acción es destructiva. Barrer con lo viejo para poder construir lo nuevo: sí, es una imagen revolucionaria, pero estoy convencido de que la afición de Fasano por la referencia a "la caída" no viene por el lado político, sino por el policial. Si no, no se explica el siguiente titulín de tapa:


La tentación de titular con una caída es mayor que la fidelidad al gobierno, al apego institucional y a las complicaciones que un supuesto mensaje en clave puede acarrear en la interna militar. Fasano vio la posibilidad de ver "caer" a alguien y no podía desaprovecharla.

Al Pingüino, creo yo, le gustaría zafar de la política y dedicarse directamente a cubrir catástrofes naturales. Lamentablemente (para todos), trabaja en un país donde sólo hay inundaciones e incendios, dos fenómenos cuyo origen casi opuesto no fue obstáculo para que los unificara en aquel inolvidable titular de enero de 2005 que hablaba de un "Tsunami de fuego" en Rocha. Busco esa tapa en internet y no la encuentro, pero sí un post mío que ya había olvidado hablando de esa manera de dar la noticia. Al final, uno siempre está hablando más o menos de lo mismo.

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