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15 junio 2008

El último... ¿que apague la luz?

Mientras Daniela se encuentra en algún misterioso destino, se me había ocurrido que iba a ponerme más serio y exponer sobre el acceso a la información y las virtudes del gobierno abierto, y las ventajas que en el largo plazo traería para Uruguay. Va a ser que no, voy a escribir sobre lo que otra cosa, que estoy bastante cansado de ver en los medios de prensa locales.

La frase del título no es nueva ni uruguaya, pero se pintaba en los 70 cuando la gente se marchaba del país, en uno de los períodos más oscuros de nuestra historia. Y la frase sigue vigente. Anteriormente tuvieron motivos políticos, pero las nuevas generaciones de emigrantes, tienen poco de político, más de económico y mucho más de cambios de estilo de vida, como frustradamente quise explicarle a varios. Pero en el gerontocrático Uruguay, las explicaciones de los jóvenes no valen. Por eso algunos deciden votar con los pies. Y esos algunos son muchos, a pesar que técnicamente cueste determinar exactamente cuantos. Y a su vez, esos muchos, tienen un pérfil bastante distinto a aquellos que se fueron en los 70, aunque a algunos de ellos, les cueste creerlo. En ésta reunión que asistí, la gente hablaba como si se hubieran ido los "pobres de la tierra" a " ganarse el pan". Parte de eso es verdad, hay gente en esa situación, pero no son los que viven en los cantegriles de Montevideo. Hay opciones (menos atractivas) y con la lentitud y esfuerzo que requiere conseguir un trabajo en Uruguay, desean irse. Eso es lógico. Pero en este tema, como siempre en Uruguay, hay mucha lírica, poca carne.

Ahora viene la sorpresa. De Nueva Zelandia también se van. Cada día 106 neozelandeses abandonan este país a manos de Australia, por variados motivos aunque en su mayoría económicos. Dicen que no les da para vivir, y que en Australia se vive mejor. Otros afirman que el "estilo de vida" de Nueva Zelandia, es demasiado tranquilo, que no hay desafíos, como se escuchaba en la televisión a un gerente de bancos, ahora en Australia. Lo cierto, es que las estadísitcas indican que se van , pero por supuesto, otros vienen. De ahí que la migración neta en Nueva Zelandia, sea positiva. Viene más gente de la que se va, en su mayoría asiáticos, británicos y kiwis que retornan.

Comentarios como los que se han visto en el blog de Pablo Da Silveira (no hechos por el autor, sino por la gente y que El Pais con su avanzada tecnología no me deja linkear) o en este blog de Observa, muestran lo sensible que es el tema. Es que, según el autor de "El Prisma" "Emigrar da bronca" o bien, parece querer conocer, el basto mundo de razones por las cuales se emigran, para "para la sangría". A este autor le voy a conceder que debemos entender un poco más del fenómeno de la migración, y que en ciertas circunstancias, da bronca. Uno de los motivos, es que si ya la decisión era difícil uno se siente, que ha perdido su país, a manos posiblemente, de una nueva identidad, que le dará el país de acogida. Y si ha tenido la suerte de caer en un país de su mismo idioma, tal vez pueda ser relativamente exitoso en su empeño, y si ha caído en otro, la cosa se vuelve "cuesta arriba". Y también depende, entre otros múltiples factores, del grupo de acogida, evidentemente, no es lo mismo emigrar, "con una mano atrás y otra adelante" que con un trabajo asegurado, debido a una x calificación. Pero el principal motivo de la bronca tiene que ver, a mi entender, con la sensación de (auto) exclusión. Una vez que se cruza la frontera ¿ El uruguayo deja de ser uruguayo?

Lo obvio es que no. Sin embargo un amigo (ahora aquí) me argumentaba básicamente que aquellos que estaban fuera del país no deberían votar, porque "se fueron" y no son "afectados por las decisiones del gobierno". Como si no estuvieran pendientes de lo que pasa ahí debido a sus familiares, como si no enviarán remesas una tras otra ( basta ver los gráficos del BID), como sino enviaran colaboración a obras, como si no brindarán cooperación desde los espacios que pueden a notables académicos uruguayos que la pelean día a día, etc.

Pero, como no hay nada como la experiencia para derribar los dogmas, en una charla con un académico (no necesariamente de izquierda) local, la cosa se puso divertida, cuando "inocentemente " pregunté que pasaba con el tema en Nueva Zelandia.

"¿ Que en Uruguay no votan? Acá siempre lo hicieron, además con todo lo que viajamos... no sé...me parece que no dejas de ser kiwi si te vas. La legislación permite hacerlo en las Embajadas."

A mi pregunta de si le molestaba que votarán, me respondió: " Cuando estuve en un puesto en Londres, algo que me molestó, es que me vinieran a dar lecciones sobre mi país, desde Londres. Pero eso, es una actitud personal, tienen derecho a votar, porque son kiwis". Y para que no se torne abuso, los neozelandeses, exigen que las personas retornen, al menos una vez cada tres años. Cosa que los kiwis, siguen haciendo, debido a que se mueven por todo el mundo, trabajando, estudiando y trayendo su experiencia a Nueva Zelandia consigo.

Y he aquí el meollo de la cosa. Tras un largo viaje, una costumbre que arrancó aquí a fines de los 80 cuando el extraño populismo de derecha de Muldoon expulsó a muchísimos jóvenes, los kiwis volvieron. Volvieron con su experiencia de Europa, volvieron con su experiencia en Estados Unidos, volvieron a cambiar su país. Y nunca, se dejaron de sentir, kiwis.

Si bien son interesantes las iniciativas del Ministerio de Relaciones Exteriores como el CUAC (no es un pato, es un programa del Ministerio de Relaciones Exteriores que aparentemente sigue en vigencia) , tratando de captar uruguayos en el extranjero, (algo hay que hacer) lo mejor que se puede hacer es mantener el vínculo, y por supuesto reformar una grosera cantidad de cosas para que la gente quiera vivir en Uruguay (no solo los uruguayos, sino todo aquel que tenga las habilidades que precisa el país), y un grueso de frustraciones, por falta de oportunidades, y transparencia desaparezcan. Creo que este post, en Cursosparalelos, y sus comentarios al respecto, refleja parcialmente el estado de ánimo de varios jóvenes uruguayos (con un vocabulario un tanto "directo" que puede herir la sensibilidad del lector)

Ganar menos dinero que en Estados Unidos, o Europa, a menos que haya una transformación económica ( y no, no me refiero a ningún slogan barato de ninguno de los tres partidos) será ciencia a ficción. Pero poder vivir relativamente bien de tu trabajo,o desarrollarse en el campo elegido, no.

Negar que los países desarrollados se encuentran en un claro proceso de "captura" de recursos humanos, es una estúpidez, pero hacerles el juego es aún más estúpido. Una buena explicación de los fenómenos globales, se encuentra aquí, donde el autor avanza el rol de las redes en el mundo actual, y como las mismas son determinantes para todos los jugadores dentro de un escenario globalizado (o mundializado, según guste). Lo voy a poner más simple: el mundo se hizo complejo, la gente viaja, conoce gente de otros países, se casa (o no), interactua, y genera lazos, lazos que ahora tecnología mediante, son más globales. Los países (y empresas) más poderosos generan redes que exlcuyen o incluyen casi instantáneamente. Las redes a las que se pertenece a nivel mundial, comienza a ser clave para cualquier jugador internacional,en cualquier escenario. La ciudadania y la doble ciudadanía, son moneda corriente. Sopresa, el mundo cambia, y no es blanco o negro o para gusto del algunos comentaristas en el blog de Da Silveira "adentro o afuera". Uruguayos en el exterior, capaces de colaborar con el país, sobran, la pregunta es, cuando ( y como) nos decidiremos a integrarlos.

Si es que alguien quedó a esta altura de la lectura, y está haciendo cálculos electorales de a quien conviene lo que digo, no hay que ser mago: en la primera vuelta tal vez un grupo vote al EP FA. Pero cuidado, los que se van ya en un gobierno del EP FA no van a dar un voto porque sí a la izquierda. Y añado, que mirar este tema en el corto plazo tan típico de la política uruguaya, es un error que puede costar caro.

Lo que no voy a concordar, es con la visión que trasmite el blog de Observa citado, con una simpleza que da miedo " Lean , políticos, lean...", con un aire de se van los mejores que tenemos y ustedes son los exclusivos culpables. Obviamente la falta de reformas en Uruguay (parcialmente de éste gobierno, y mayoritariamente de los anteriores) tiene un buen grado de culpa, pero como ha quedado dicho, la globalización es parte del fenómeno. Es deseable que los jóvenes salgan, experimenten, vivan, en un mundo cada vez más multicultural, lleno de desafíos que nuestra pequeña comarca tendrá que afrontar. Y más vale que sea temprano, que tarde. Y más vale que esos jóvenes vuelvan. Y que en el mientras, puedan ejercer su derecho cívico, como una forma más, de estar ligados a Uruguay.

Para dejarlo en lo más claro posible: el mentado voto en el exterior no va a resolver el problema de la emigración en el Uruguay, y ni siquiera una política seria de migraciones (creo que los "tambaleos" del Ministerio no son nada afortunados en este sentido) podrá hacerlo. Pero una vez en su lugar, podrán empezar a dar nuevos instrumentos, para que la luz quede prendida.

No faltará aquí el mordaz comentario " lo dice porque está afuera". Como dato, ya vuelvo a fin de año, y me pienso quedar por un rato largo. Pero aunque no lo hiciera, son razones de justicia y pragmatismo, los que imponen una acción de ésta clase. Ahora sí, desde donde les corresponde y en lo que les corresponde, políticos lean, pero sobre todo hagan.



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