Daniela pide que le cuidemos el rancho, y me parece que no hay mejor manera de hacerlo que seguirle la corriente en su santa y loca cruzada contra la actual mediocridad de buena parte del periodismo uruguayo y sus principales faltas: de ortografía, de sintaxis, de rigor, de humildad y de un mínimo nivel de cultura general, entre otras.
Como contrapeso abundan la soberbia y la ignorancia, ingredientes explosivos cuando se combinan.
Podría dar nombres, pero este no es mi blog y no quiero poner a Daniela en riesgo de una denuncia penal y de un tiempo en cana.
De todas formas, tengo en la cabeza algunos programas radiofónicos matinales que antes me indignaban y ahora, fruto de mi impotencia, me divierten. En ellos, entre otros muchos ejemplos, se dice "alvertencia" en lugar de advertencia, "bizarro" en un sentido y con un contenido que nada tiene que ver con la definición del diccionario (¿se fijaron qué cantidad de cosas son ahora "bizarras"?) y "minuencias". A esta palabra (?) la oí dos veces en una mañana a la misma persona, o sea que no fue un error sino una convicción acerca de su corrección. Por el sentido de lo que venía hablando, quiso decir minucias. No podía parar de reírme.
El tema es si debemos reírnos o buscar soluciones que hagan reaccionar a estos soberbios ignorantes. Mi experiencia dice que, lamentablemente, seguiremos riendo: ante muchas de esas barbaridades he llamado a las radios para rectificar, pero nunca me dieron pelota.
Así que a no contener la carcajada, pues hay cosas más importantes que merecen una calentura.
Hasta las próximas vacaciones de Daniela.
Ver comentarios anteriores
0 comentarios:
Publicar un comentario