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22 mayo 2006

Al servicio de la comunidad

Domingo de noche. Sentimos sonar la alarma del auto, nos asomamos al balcón y descubrimos que el auto era parte de un cincha-poroto vehicular, que empezó cuando uno que venía circulando por la calle, chocó a uno que estaba estacionado, este a otro y este otro a nosotros. Cuatro en línea. Bajamos a ver los obvios daños y descubrimos que el conductor del auto que venía andando tenía un pedo monumental, bastante notorio por su imposibilidad de hilvanar tres palabras seguidas y su incapacidad para mantenerse en pie. Llamamos a la Policía para que vinieran porque había que dejar constancia de la situación. Llegó el patrullero con dos agentes, uno de los cuales empezó a interrogar al conductor y el otro a los involucrados y testigos. Tomaron los datos del responsable, le pidieron los documentos y ante nuestra consulta de si lo iban a detener, nos contestaron que eso era decisión del subcomisario. Se comunicaron por radio y el subcomisario, basado en lo relatado por el agente, dice que lo dejen. Aparentemente, según nos dijo uno de los policías, sólo pueden detenerlo si hay heridos por el accidente. Si no, no tienen potestad para llevárselo (cabe destacar que el borracho se había estampado la cabeza contra el parabrisas y tenía un corte sangrante en la frente). Nos informan que en caso de que el tipo se ponga "espeso", los llamemos nuevamente y se van.
Entre las 30 personas que se concentraron a ver todo el asunto, estaba María de los Ángeles Fernández, periodista de Canal 10. Asombrada por la respuesta policial, subió a su casa y se comunicó telefónicamente con el subcomisario de la seccional 10ª. Cuando volvió, contó que el oficial le repitió lo manifestado por el agente: no tienen potestad para realizar detenciones de conductores alcoholizados, salvo que su estado sea causa de un accidente que involucre lesionados. Sin entrar en detalles del por qué, agregó que hasta hace un tiempo sí podían hacerlo pero no en la actualidad, ya que ahora solamente la Policía de Tránsito podía llevarlos detenidos. Cuando Fernández le manifestó que entonces iba a llamar a Tránsito, el subcomisario le dijo que igual no podían hacer nada, porque la Policía de Tránsito sólo podía llevarse detenido al conductor si circulaba alcoholizado, no si estaba detenido, como en este caso. Con tan brillante disposición, cuando alguien llama a Tránsito para hacer una denuncia, deben obligatoriamente preguntarle si el auto está circulando o estacionado. Después de varios amagues, el tipo prende el auto. Cuatro o cinco inconscientes estábamos parados en el medio de la calle, armando una especie de barricada contra el mamado, hasta que alguien nos hizo notar que en el estado que estaba, no iba a tener problema en pasarnos por encima. Volvimos a la vereda y justo arrancó, arrastrando todo el paragolpes delantero y varias otras partes del vehículo. Sin habernos puesto de acuerdo, varios agarramos el celular y llamamos al 911. Tan así, que cuando le dije al telefonista el modelo y color me dijo "Ah, si", sin haberle llegado a dar la matrícula ni la zona donde circulaba. Más vale que por ahí jamás pasó un patrullero en los restantes 40 minutos que estuvimos en la calle. Cuando llegaron los móviles de los seguros, le comentamos a uno de ellos lo que había dicho el subcomisario acerca del asunto de la circulación y nos dijo que eso no era así. Vaya a saber uno quién tiene razón. Por supuesto que dada la ausencia de una prueba de alcoholemia, no había ninguna certificación oficial del estado del conductor. Y aunque suene raro, eso es lo mejor que podía pasar, porque resulta que si hay una prueba oficial de que el conductor estaba tan mamado como estaba, su seguro no se hace responsable del accidente y todos los estacionados deben tocar su póliza, si es que la tienen.
Pero lo más grave es cómo es posible que la Policía, la supuesta encargada de "velar por nuestra seguridad", no tenga las potestades suficientes como para detener a alguien que conduce extremadamente borracho y que acaba de protagonizar un accidente que involucró otros tres autos. ¡Lo dejan libre y encima ni siquiera le retienen el auto! Es de locos, de no creer. Ese tipo arrancó y se fue zigzagueando. Si en la cuadra siguiente se subía a la vereda y se llevaba puesta a una abuela y sus dos nietos, la Policía iba a ser en gran parte responsable de esas muertes.
En un país donde se invierten miles de dólares en programas y campañas anti-tabaco aduciendo que las enfermedades originadas por el cigarrillo implican un elevado costo sanitario para el Estado, parece no tenerse en cuenta el problema del alcoholismo y peor aún, de las personas alcoholizadas al volante. El mismo país donde cada vez que ocurre una seguidilla de accidentes, las autoridades se rasgan las vestiduras y salen a hablar de la imprudencia de los conductores pero jamás de la mala señalización de las calles, la poca inversión en educación vial y la ausencia de severas sanciones, no sólo económicas, en cuestiones de tránsito.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Insólito. O quizás no tanto, ya que vivimos en este país. Un chiste de país.
Está bueno tener un blog para descargarse ¿no?
Voy a tener que hacer uno...

Anónimo dijo...

Además de borracho estaba alterando el orden, hacía peligrar la vida de otros, etc. Razones para detenerlo había muchísimas. A veces que te meten en cana por mucho menos.

Daniela Couto dijo...

Usted diga cómo lo quiere, uruguayita: con fondo blanco, con bandera de fondo, usted diga y se lo preparamos a su gusto. Estamos para servirle.

Coatí dijo...

Che, Daniela, limpiá eso que quedó todo mugriento de uñas quebradas y pelos arrancados después del episodio felino. Espero que los vecinos no se hayan despertado de la siesta con los maullidos.

Anónimo dijo...

bueno, aca las leyes las hacen ladrones por desgracia; está todo armado para que los anormales la pasen bien.