República Super Osom del Uruguay

Hola. Soy DIT y no suelo escribir sobre el periodismo. A veces se me escapa, pero ta, es a veces. Por eso, hoy tampoco voy a escribir sobre el periodismo.

Desde que Daniela se fue de vacaciones, vengo leyendo todos los posts de todos ustedes de todos los días hábiles. Todos están muy correctos y hay muchos con los que concuerdo, otros que no tanto y hay uno que no lo entendí. Eso sí, no pude ignorar el gran leit motif que los une a todos. Y la pucha que son quejosos, che.

Parecería que viviéramos en Uruguay o en algún país de esos que las aduanas de los EEUU piensan que quedan cerca de Irán. Su pesimismo me demuestra que andan medios bajoneados, como si los diarios estuviesen llenos de noticias sobre asesinatos o corrupción o Bailando por un sueño o algo así. Muchos de ustedes como que no le ven soluciones a los problemas y eso me preocupa. Vamos, gente. ¡Le ganamos seis a cero a la selección más pedorra de América Latina hace dos semanas! ¡No somos la selección más pedorra! ¡El campeonato clausura lo ganó un equipo uruguayo! ¡En 1950 le ganamos a Brasil en el Maracaná! Hay tantas razones para sentirse bien.



Y justamente por eso, hoy no vengo a quejarme. No señores, vengo a brindar soluciones. Bua, en realidad, vengo a dar una solución. No es justo pedirle tanto a mi cabeza.

Uruguay, hace mucho tiempo, tiene un gran problema con la emigración. Se nos va la gente y, según lo que escucho, se nos va la gente inteligente, buena y bonita que nace en esta sublime nación oriental.

Tantos se nos fueron que, gracias a ellos, nuestro último presidente fue electo por los que se vinieron en el Buquebus. Tantos se nos fueron que estamos saturando al mundo y en muchos países ya no nos dejan entrar. Tantos se nos fueron que la IMM va a dejar que quienes se hayan ido se postulen a sus llamados para ocupar cargos. Tantos más se van que hasta tenemos un programa de televisión dedicado a despedirlos y segmentos en la radio para llamarlos y hacerlos hablar con nostálgicos temas de Ruben Rada y NTVG de fondo.

Atrás nos quedamos nosotros, quejándonos y bancándonos mil y una cosas. Que nos corten los puentes, que nos pasen la aftosa, que nos estén por contagiar de dengue y fiebre amarilla. Porque claro, es todo culpa de los otros. Que nos bajen los sueldos, que nos suban los precios, que los laburos sean una poronga y que los políticos estén más pintados que, bueno, algo muy pintado.

No hay noticiero en que no aparezca alguna noticia sobre las políticas migratorias europeas, continente que posiblemente reciba a la gran mayoría de nuestros emigrantes. Y, dentro de ese continente, tenemos al gran preferido: España. Será porque ahí se habla español o porque ahí ya hay un buen número de uruguayos a quienes invitar a los asados. Realmente no lo sé. Pero vayamos por partes.

Ellos nos extrañan y nosotros necesitamos ayuda. Pero no ayuda como el FMI o el BID o Bush o EEUU. Tampoco ayuda en términos del MERCOSUR, donde cada cumbre es simplemente lo mismo que una sesión de terapia para los mandatarios que concurren. Ellos se quejan, se desahogan, hacen catarsis y después vuelven a sus casas sin que haya realmente pasado nada.

Por ende, yo propongo mudarnos todos a Europa. "¿Cómo?" Sí, mudarnos todos a Europa. Basándome en lo tanto que nos gustó romper un record Guinness, propongo que unamos nuestras fuerzas y rompamos un nuevo record: el éxodo más grande, divertido y radical de la historia. Y sí, ya sé que no todo el mundo tiene pasaporte europeo y sé que la gran mayoría no se puede pagar el pasaje.

Pero eso no es problema. Porque no sólo vamos a mudarnos todos a Europa sino que vamos a formar parte de Europa. Como escucharon. Primero necesitamos que, un buen día, todos – pero absolutamente todos – nos vayamos a la frontera limítrofe más cercana. Podemos ir a pata o en bondi o en auto, eso no importa. Los de la costa sur que elijan dónde quieren ayudar y Claudia Fernández, Mónica Farro, Eunice Castro y Martín Sarthou pueden quedarse en Buenos Aires si quieren. Las primeras tres porque laburan allá, el otro porque no me lo banco.

Acto seguido, vamos a desprendernos de Argentina y Brasil. Con lo que sea – motosierras, tijeras, esas maquinitas que hacen pila de ruido cuando arreglan la calle… no me importa qué herramienta usen, pero tenemos que desprendernos. Tomar control de nuestro destino y que la frontera se convierta en una línea punteada, como esas en los cupones con descuentos que salen en El Gallito.

Una vez que seamos un territorio flotante, empezamos a remar. Que el pueblo uruguayo sepa realmente lo que es 'remarla'. Es evidente que no todo el mundo dispone de remos, por lo cual quiero aclarar que cualquier herramienta sustituta viene bien: escobas, lampazos, palos de cortina, barras de gimnasio… los colegios privados pueden también donar todos los palos de hockey en su haber y desarmar los arcos de rugby para proveer al país de más oportunidades de remarla.

Nos deslizaremos por el océano Atlántico, primero en dirección este y luego hacia el norte. Esto llevará tiempo, pero por suerte, Uruguay cuenta con más vacas que seres humanos así que tendremos qué comer. En cuanto al agua, OSE puede ir tomando agua de nuestro salado alrededor y hacerla potable. También sugiero que toda línea de saneamiento sea modificada para tirar sus desechos en la costa de Montevideo. Así, todos nuestros desechos serán parte de un gran motor a propulsión que agilizará el trámite.


Cuando lleguemos a Europa tendremos que maniobrar de tal manera para rotar a nuestro país unos 45 grados hacia la derecha. Despacito, remaremos hasta llegar a esa partecita donde España pasa por arriba de Portugal. Y ahí, señores, detendremos los motores. Tomaremos todo elemento que pegue y afiance y nos uniremos a Europa. Puentes, cascola, cemento (sugerencia de mi primo), sogas, lava caliente, pasta de celulosa… no sé, lo que sea necesario.

Como pueden ver por el mapa, esta posición es ideal. Nuestra costa sigue siendo una costa, los puertos al oeste pueden continuar con sus actividades portuarias y en Rivera pueden seguir hablando portuñol.


Y para darle un aire simbólico a nuestra victoria, haremos un éxodo a pie hacia el cerro Pan de Azúcar. Solemnemente, tiraremos abajo la cruz esa espantosa e izaremos una bandera de la Unión Europea. Yo tengo uno de esos palos para banderas en el frente de casa; si quieren podemos usar ese. Cantaremos el himno y algunos temas de Los Beatles, Serrat y Enrique Iglesias. El país pasará a llamarse "República Súper Osom del Uruguay".

Al día siguiente, todo el mundo de vuelta a trabajar. Empezaremos a ganar en euros y el Centenario será testigo de partidos por la Eurocopa. De a poquito, el país se llenará de ex emigrantes que volverán, tentados por el olor a mate y asado que contaminará a la península Ibérica. También se llenará de africanos, turcos, árabes y afines pero ahora podremos ser xenófobos sin sentirnos culpables.

La papeleras no serán problema porque si está todo bien con que Finlandia las tenga, va a estar todo bien con que las tengamos nosotros. Nos vamos a poder ir a París o a Londres de vacaciones, sin que eso implique vender el auto, la casa y comer arroz por seis meses. EEUU va a seguir pensando que somos árabes. Y si alguien se nos queja siempre les podemos decir – de la manera cordial que siempre nos caracterizó – de que fue Inglaterra quien nos independizó. Por lo tanto, si tienen algún problema, que se las arreglen con Elizabeth. Es todo culpa de ella.

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