
Que Gustavo Escanlar y Federico Fasano no son santos de mi devoción, no es novedad para cualquiera que visite este lugar al menos una vez por semana. Pero una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. Fasano, con ese manifiesto amor por iniciar causas penales a cualquiera que ose mencionar su nombre seguido de un insulto, denuncia a Escanlar porque éste se acordó de su santa madre en televisión, en un programa lamentable, conducido por el aun más lastimoso Jorge "Piñe" Piñeyrúa. Éste último fue quien propuso iniciar un ping-pong verbal, donde él decía el nombre de alguien medianamente público y Escanlar daba su opinión acerca del personaje mencionado. La idea, o al menos la lista de quiénes se iban a nombrar, tiene todo el aspecto de haber sido pactada de antemano entre entrevistador y entrevistado. Porque son unos jodones bárbaros: uno porque le gusta hacerse el transgresor y el otro porque le parece tremendamente gracioso que alguien diga "puto" en la tele. El hecho es que cuando el Piñe le tiró el nombre de Federico Fasano, Escanlar respondió: "un hijo de mil putas, la puta que lo parió". Un gentleman.
PUNTUALIZACIONES VARIAS SOBRE ESTE ASUNTO:
1) El problema principal de toda esta cuestión es que Escanlar y Piñeyrúa crean que están haciendo algo bueno, divertido, gracioso o rebelde, cuando en realidad lo único que están logrando es alimentar a las fieras. No hay que ser demasiado avispado para saber que cuando alguien se decide a llamar "hijo de puta" a Fasano en un medio masivo de comunicación, se está jugando todas las fichas a un juicio. Y encima penal. Convengamos además, que con razón o sin ella, Fasano ha ganado la mayoría de los juicios que ha iniciado (no discutiremos hoy el por qué de esas sentencias favorables). Con estas actitudes, lo único que se consigue es que FF se victimice en las páginas de su diario, mientras una gran mayoría de sus lectores le creen el cuento, se solidarizan con su causa y le compran más diarios de 15 pesos.
2) A raíz de la mención del éxito judicial de Fasano, cabe destacar el juicio iniciado en el año 2000 por el director de La República a Claudio Paolillo, entonces secretario de redacción del semanario Búsqueda. Sin entrar demasiado en los pormenores judiciales, nos limitaremos a recordar que la demanda fue por "difamación e injurias": desde el semanario, Paolillo había dado a entender algo así como que Fasano era un chantajista. El demandado contaba con 14 testigos, que no llegaron a declarar en su totalidad. Después de unos pocas declaraciones que involucraban a Fasano en situaciones de chantaje y a través de su abogado, pidió al juez que le preguntara a Paolillo si éste reafirmaba sus dichos. Ante la respuesta afirmativa, el director de La República declaró que retiraba los cargos. Y agregó algo acerca de que en la posición en la que él se encontraba, estaba acostumbrado a recibir toda clase de insultos e injurias o algo así porque no me acuerdo bien. Seguramente esto también hable de los distintos grados de influencia de Paolillo y Escanlar, pero ese es otro tema.
3) Lógicamente, la libertad de expresión y sus límites están en discusión. Con simpleza, podría inferirse de toda esta cuestión que ningún ciudadano uruguayo es libre para putear a alguien sin correr el riesgo de ser denunciado penalmente. Los puristas de siempre vendrán a decir que una cosa es que se putee a alguien en un ámbito privado y otra que se lo haga frente a cientos o miles de personas en un programa de televisión. Existiendo pruebas, la cuestión de reafirmar lo que se dijo es bastante simple, pero ¿cómo comprobar que alguien es un hijo de puta? Esto último tomando en cuenta el carácter transitivo del insulto, dejando de lado las actividades laborales de la progenitora, lógicamente.
4) En una demostración de cinismo sin igual, Federico Fasano manifestó que personalmente, el juicio se convirtió en una "obligación cívica", debido a que se sintió "obligado a realizar la denuncia para que no vuelvan a suceder estos hechos", asumiendo de esta manera la "defensa de la comunidad y de la sociedad civil". Vistas las cosas de esta manera, alguien debería agradecerle a SuperFasano por su lucha por la defensa de nuestras libertades civiles. O advertirle que con estas actitudes se convierte en el máximo opresor de aquello que dice defender. Más aún cuando declara, sin inmutarse: "... no es mi intención que Escanlar vaya preso, no quiero ver a ningún periodista preso, pero quiero que se haga justicia ante la ofensa de la que fui objeto". Entonces, no hagas un juicio penal y listo el pollo.
5) Los acompañantes de Fasano en la audiencia fueron la directora del canal estatal, Sonia Breccia y el periodista Manuel Flores Silva. El hecho de que la directora del canal oficial acompañe a una audiencia judicial al director de un diario que está demandando a un periodista que se expresó libremente, haría sonar alguna alarma en un país donde esta clase de cosas generan numerosos debates periodísticos. Pero acá se ve como algo normal, porque como dijo alguien por ahí "en definitiva, Sonia Breccia es su mujer". Y mirá que cosa: no, no es normal. El mensaje emitido es terrible y lo lógico hubiera sido que Breccia se quedara en su oficina mirando viejas emisiones de "El sello de hoy". Y Manuel Flores Silva... ¿qué decir? Saquen sus conclusiones con este cuentito vespertino: hace muchos muchos años, había un semanario llamado Jaque, dirigido por Manuel Flores Silva, Juan Miguel Petit y Alejandro Bluth. En 1984, el semanario publicó una entrevista a la viuda de Vladimir Roslik (si no sabe, averigüe), realizada por Petit y Flores Silva. La misma fue ilustrada con una foto del encuentro:Diferencias irreconciliables los llevaron a la disolución de su vínculo periodístico y amistoso. "Jaque" se fue al carajo, Petit puso en marcha la revista "Tres" y Flores Silva arrancó con "Posdata". Con motivo de un aniversario de la muerte de Roslik, Posdata publicó una nota con la entrevista realizada en 1984 a la viuda del doctor, ilustrada con la siguiente foto:
¿Adivinen quién falta?