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26 septiembre 2007

En busca del 6 de setiembre

Las declaraciones del asesor comunicacional de Antel, Michel Visillac, volvieron a poner en evidencia la paranoia gubernamental con respecto a la prensa. En una entrevista publicada el viernes pasado por el suplemento El Empresario del diario El País, Visillac manifestó aquello que todos siempre sospechamos pero nadie había confirmado públicamente: la publicidad oficial es un premio que se le da al medio que habla bien del gobierno (o sus entes) y se le niega a aquellos que osen criticarlo.


En el reportaje, el publicista declaró que "si en un programa de TV están hablando mal de Antel y están atacando a la empresa, no puede aparecer en la tanda de ese programa (...) Me puede pasar lo mismo en un diario cuando un editorial habla mal de la empresa y en la siguiente página hay un aviso entero". Según publicó El País al día siguiente, Visillac se comunicó con la redacción en la tarde del viernes y "ratificó sus declaraciones" aunque cuestionó el título de la nota ("Antel no pautará donde la critiquen") ya que "no era una frase textual suya". Visillac tenía razón y el diario admitió que "se tituló con una cita indirecta", pero como no estaban tan dispuestos a dejarse torcer el brazo, aclararon que la misma "reflejó fielmente el contenido y tono de sus declaraciones". El País se equivocó fiero al titular con palabras que jamás salieron de la boca de
Visillac, aunque se infieran de sus declaraciones. Pero también se equivocó (o no tanto) el asesor al decir lo que dijo al principal medio opositor al gobierno que, extrañamente, tuvo algo de escrúpulos como para no ponerlo como título principal de tapa y limitarse a una pastilla (eso sí, en el ángulo superior izquierdo).

Si bien en un principio podría creerse que las habilidades comunicacionales de Visillac son algo dudosas, el griterío que vino después quizás demuestra que sabía muy bien lo que estaba haciendo. Desde el día en que Tabaré Vázquez cometió la torpeza de nombrar a todos los medios que consideraba "opositores sistemáticos", su gobierno siempre ha hecho pública la sospecha de que existe una "campaña" en su contra por parte de la prensa. Ya sea por la investigación sobre los casinos (que aunque sean municipales hace más de 15 años que están en manos del partido), pasando por una supuesta idea de disover las Cámaras en caso de aprobar la legalización del aborto, hasta una "malinterpretación" de los dichos del presidente respecto a la desmonopolización de Antel, todo viene bien para denunciar presuntos complots que muchas veces no son tales. Hasta la primera dama aludió hace unos meses a la minimización periodística de los logros del gobierno, algo que parece ser una constante a la hora de quejarse sobre los grandes espacios que algunos medios dedican a lo negativo y los escasos que ofrecen para lo contrario. O al decir de Visillac: "No me "ningunees" cuando tenga una noticia importante para dar y me sacás una breve". Al parecer, Visillac considera que la eliminación de la tarifa de larga distancia nacional en un país cuyos puntos fronterizos más alejados apenas superan los 500 kilómetros, es igual de trascendente que el conflicto de los guardahilos.

Como no podía ser de otra manera, después de las declaraciones del asesor, el Partido Nacional salió al cruce a través de su diputado Pablo Abdala, quien "resolvió cursar un pedido de informes (y van...) al directorio de Antel por estas declaraciones y luego convocarlo a la comisión de Industria de la Cámara de Diputados para que explique los criterios de adjudicación de publicidad en los medios", tal como informó El País. También dio su versión Edgardo Carvalho, vicepresidente de Antel, quien lógicamente aclaró que el ente no asigna publicidad "según la opinión política de los medios" y que la de Visillac era "una opinión personal que no compromete en absoluto la opinión del directorio". Uno no puede más que sentir cierta ternura ante la torpe política en materia de comunicación de este gobierno, que parece tener algún que otro problema para encontrar asesores que sepan cuándo callarse la boca.

Pero tampoco el gobierno debería preocuparse demasiado por este asunto, ya que cuenta con dos aguerridos periodistas que harán todo lo que esté a su alcance para defender cada una de sus políticas. Uno de ellos es el ex asesor presidencial Esteban Valenti, quien en su columna del lunes en La República pretendió justificar a Visillac diciendo que "si el funcionario del área afirma que si un medio de prensa ataca a Antel no considera conveniente dilapidar el dinero público que se invierte en publicidad de Antel, en medios y en momentos que atacan a esa empresa, en realidad está defendiendo nuestros dineros, nuestra empresa y lo sustenta con un mínimo de criterio profesional". Al final resulta que todavía va a haber que darles las gracias. El otro defensor a ultranza de cuanta macacada haga el gobierno o alguno de sus integrantes, es nuestro estimado Federico Fasano, viejo amigo de la casa y director de La República. Casualmente, cuando el viernes 21 El empresario publicó la entrevista a Visillac, FF nos dormía un rato con ¿El gobierno comunica mal?, una columna dedicada a la política comunicacional actual, en la que menciona a su "multimedio plural" como uno de los pocos medios con los que cuenta "la cultura del cambio". En su lista también están Brecha, Caras y Caretas, Voces del Frente y La Diaria, además de "un puñadito de programas de radio y televisión". El resto, todo oposición. Qué jodida está la cosa.

Pero por suerte está Fasano para cambiar el panorama y publicar en la tapa del domingo que el título de El País era "falso", calificando el hecho como una "Campaña de la derecha contra Michel Visillac" y titular adentro con "Nueva ofensiva mediática contra Antel". ¿No será mucho? Parece que no, ya que según consigna la nota, "varios operadores políticos coincidieron en definir esto como 'una nueva operación política contra el Ejecutivo'". Parece que todos esos operadores políticos sin nombre afirmaron al unísono que "estos medios inventan un título priorizando sus compromisos e intereses políticos por encima de su deber de informar con veracidad y objetividad".


Si de veracidad y objetividad se trata, habría que contar cómo empezó todo. A principios de este mes, Visillac fue consultado por La República, a raíz de un reclamo público de la Asociación Uruguaya de Agencias de Publicidad (AUDAP) sobre algunos de los requisitos del pliego de condiciones de un llamado a licitación realizado por Antel, con el fin de seleccionar a la agencia a cargo de su cuenta publicitaria. En la entrevista publicada el 6 de setiembre, el publicista defiende las exigencias del pliego y al ser consultado sobre si es Antel o la agencia quien determina la estrategia de medios, responde: "Las estrategias creativas y de medios se manejan con cautela pero con inteligencia, siempre fundamentados en estudios y mediciones y asesorados por la agencia. Hoy estamos estudiando muy bien dónde pautar, ya que muchos medios han encarado una campaña muy dura contra Antel, y sabemos que es perjudicial para nuestra imagen marcar presencia en un medio que te ataca o que favorece siempre a la competencia y a nosotros' nos ningunea. Eso es algo que se debe evaluar en todos los organismos públicos y no se realiza". Esto, que no tiene nada que envidiarle -incluso es superior- a lo declarado el viernes pasado, no tuvo repercusión en ninguno de los otros medios nacionales. Fue justamente esa declaración la que le supo recordar el periodista de El empresario( "Usted dijo a La República que Antel no pautará en medios que la "ninguneen...") y conseguir que Visillac repitiera casi lo mismo que dos semanas atrás.

Pero hablábamos de veracidad y objetividad, algo de lo que Fasano presume constantemente pero jamás supo tener. De otra manera no se explica por qué es imposible conseguir la entrevista a Visillac en la página de La República. No se molesten en usar el buscador. No aparece. Tampoco intenten poner la dirección correspondiente a ese día en la barra del navegador. Remite al día anterior. Y menos que menos se les ocurra indagar en el archivo. El 6 de setiembre no existe. Fasano tampoco.

Como posdata, vaya un extracto de la columna de Jelen publicada en la diaria de ayer, al respecto de todo esto: "Para que cumpla con sus objetivos comerciales, la publicidad de una empresa debe figurar en medios que abarquen la mayor cantidad de posibles clientes, de acuerdo con mediciones de audiencia y encuestas de consumidores. Si una empresa, pública o privada, retira su pauta de un diario, una radio o un canal de televisión porque cree que ese medio la critica, deja a una porción del público a merced de un único mensaje: el que la menoscaba. Este mecanismo no representa ningún beneficio comercial. Constituye, más bien, una represalia. Sin embargo, es habitual que las empresas lo apliquen, aunque el periodista estadounidense Joseph Pulitzer constató, ya en el siglo XIX, que los anunciantes suelen regresar, tarde o temprano, al periódico del que retiran sus avisos por discrepancias con la información que publica. El cerebro acostumbra a corregir los errores que otros órganos cometen".

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